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Los días de otoño tienen una atracción especial, no son calurosos como el verano, ni lluviosos como los de primavera, ni fríos como los de inviernos. En otoño el sol calienta, pero no quema y brilla pero no ciega, el viento sopla con una temperatura templada y los cielos se encuentran mayormente despejados.

Eso fue, lo que según el canal WMUR 9 de la ABC, empujó al presidente Obama a desplazarse por las calles de Washington a pie, en lugar de en su vehículo tradicional.

Eran solamente un par de cuadras las que lo distanciaban de su cita para almorzar con los dos ex senadores Tom Daschle y George Mitchell en el Club Metropolitano, pasando Lafyette Square, muy cerca de la Casa Blanca.

Para cualquier ciudadano, no es de extrañar que recorra las calles a pie, pero el presidente dejó al lado la seguridad de su vehículo blindado, el lujo de su limosina y la comodidad.

El medio WMUR 9 de la ABC informó que el presidente, del llamado país más poderoso del mundo, caminó como cualquier burócrata, con las mangas de la camisa arremangada y una tasa de plástico para llevar con té. Lo acompañaban su jefe de empelados Denis McDonough y Katie Fallon, su directora legislativa.

Hace un año, Obama realizó caminatas similares. Sorprendió a los turistas cerca del National Mall, cuando camino media milla de su oficina al Departamento del Interior.

También llevó a un grupo de padres trabajadores a almorzar a Chipotle (o, como él lo llamaba, "Chipotle de").

Atraído por un cálido día de primavera,  llevó a McDonough a tomar un café por la tarde a  Starbucks en avenida Pennsylvania.

Su percepción de la Casa Blanca es la de una jaula, repleta de guardias armados, movimientos controlados y periodistas molestos a cada paso. Durante sus discursos, Obama a veces, ha lamentado la naturaleza asfixiante de su trabajo y esperada liberarse cuando deje el cargo en enero de 2017.

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