Maggie Smith, la magistral actriz que ganó un Oscar por la película de 1969 “The Prime of Miss Jean Brodie” (“Los mejores años de Miss Brodie”) y ganó nuevos admiradores en el siglo XXI como la condesa viuda de Grantham en “Downton Abbey” y la profesora Minerva McGonagall en las películas de Harry Potter, murió el viernes. Tenía 89 años.

La muerte de Maggie coincide en fecha con el fallecimiento hace un año, 27 de septiembre de 2023, de Michael Gambon, actor que dio vida al profesor Dumbledore.

Los hijos de Smith, Chris Larkin y Toby Stephens, dijeron en un comunicado que Smith murió la madrugada del viernes en un hospital de Londres.

“Deja dos hijos y cinco nietos amorosos que están devastados por la pérdida de su extraordinaria madre y abuela”, dijeron en un comunicado emitido a través de la publicista Clair Dobbs.

Smith fue calificada con frecuencia como la intérprete británica más destacada de una generación que incluía a Vanessa Redgrave y Judi Dench, con un puñado de nominaciones a los Premios de la Academia y una estantería llena de trofeos de actuación.

Siguió siendo solicitada incluso en sus últimos años, a pesar de su lamento de que “cuando entras en la era de la abuela, tienes suerte de conseguir cualquier cosa”.

Smith resumió secamente sus papeles posteriores como “una galería de grotescos”, incluida la profesora McGonagall. Cuando se le preguntó por qué aceptó el papel, bromeó: “Harry Potter es mi pensión”.

Richard Eyre, quien dirigió a Smith en una producción televisiva de “Suddenly Last Summer”, dijo que ella era “intelectualmente la actriz más inteligente con la que he trabajado. Tienes que levantarte muy, muy temprano en la mañana para burlar a Maggie Smith”.

“Jean Brodie”, en la que interpretó a una maestra de Edimburgo peligrosamente carismática, le valió el Premio de la Academia a la mejor actriz, y también el Premio de la Academia Británica de Cine (BAFTA).

Smith agregó un Oscar a la mejor actriz de reparto por “California Suite” en 1978, Globos de Oro por “California Suite” y “Room with a View” (“Una habitación con vistas”), y BAFTA a la mejor actriz principal por “A Private Function” (“Función privada”) en 1984, “A Room with a View” en 1986 y “The Lonely Passion of Judith Hearne” en 1988.

También recibió nominaciones al Premio de la Academia como actriz de reparto en “Otelo”, “Travels with My Aunt,” (“Viajes con mi tía”), “A Room with a View” y “Gosford Park”, y un premio BAFTA a la mejor actriz de reparto en “Un tè con Mussolini” (“Té con Mussolini”). En el teatro, ganó un Tony en 1990 por “Lettice and Lovage”.

A partir de 2010, interpretó a Violet Crawley, condesa viuda de Grantham, en el exitoso drama televisivo de época “Downton Abbey”, un papel que le valió legiones de fans, tres premios Emmy, un Globo de Oro y una serie de nominaciones a otros premios.

Continuó actuando como octogenaria en películas como el spin-off de la pantalla grande de 2022 “Downton Abbey: A New Era” (“Downton Abbey: Una nueva era”) y el estreno de 2023 “The Miracle Club” (“El club de los milagros”).

Smith tenía la reputación de ser difícil y, a veces, eclipsar a los demás.

Richard Burton comentó que Smith no solo se hizo cargo de una escena en “The VIPs” (“Hotel Internacional”) con él: “Ella comete un gran robo”. Sin embargo, el director Peter Hall descubrió que Smith no era “ni remotamente difícil a menos que esté entre idiotas. Es muy dura consigo misma, y no creo que vea ninguna razón por la que no deba ser dura con otras personas también”.

Smith admitió que a veces podía ser impaciente.

“Es cierto que no tolero a los tontos, pero luego ellos no me toleran a mí, así que soy gruñona”, dijo Smith. “Tal vez por eso soy bastante buena interpretando a ancianas gruñonas”.

El crítico Frank Rich, en una reseña del New York Times de “Lettice and Lovage”, elogió a Smith como “la clasicista estilizada que puede poner en cursiva una línea tan prosaica como ‘¿No tienes mermelada?’, hasta que suene como un epigrama recién acuñado por Coward o Wilde”.

Smith hacía reír incluso con frases como la prosaica “este eglefino es repugnante” en una reposición de 1964 de “Hay Fever” de Noel Coward.

“Pero desafortunadamente los críticos lo mencionaron, y después de eso nunca ya no dio risa”, recordó. “En el momento en que dices algo es gracioso, se vuelve un embrollo. Se ha ido, de verdad”.

Repitió el don de las frases ingeniosas en “Downton Abbey”, cuando la tradicionalista Violet preguntó ácidamente: ”¿Qué es un fin de semana?”

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