Melania Trump acaba de lanzar oficialmente su libro de memorias titulado Melania, en el que revela varios pasajes de su vida antes de ser la esposa de Donald Trump hasta el momento en que dejó su puesto como la primera dama de Estados Unidos.
En el libro también toca temas vinculados a sus cuatro hijastros, Donald Jr., Eric, Tiffany e Ivanka, la relación que ha construido con ellos como madrastra y cómo fue su convivencia a partir de que ella llegó a ocupar el lugar de la esposa de su padre en 2005.
“Al casarme con Donald, me encontré navegando por la intrincada dinámica de su gran familia. Exigió flexibilidad y apertura, pero cada momento fue una oportunidad para conectar, aprender y crecer en este nuevo entorno”, recuerda la esposa del candidato republicano a la Casa Blanca.
Añadió que nunca pretendió ocupar el lugar de las madres de los Trump, sino construir una buena relación amistosa a través de la que se pudieran sentir apoyados y respetados: “Reconozco su individualidad y comprendo que, como su madrastra, mi papel no es reemplazar a sus madres sino fomentar una conexión de apoyo y amistad. Esta perspectiva me ha permitido cultivar relaciones significativas con cada niño de una manera única”, añade en el libro.
Si bien se ha comentado que hay cierta rivalidad entre ella e Ivanka, Melania señala en su libro que durante estos 19 años que ha pertenecido a la familia Trump siempre ha habido una buena relación entre ambas, “basada en el amor y el respeto”.
Agrega que no siempre está de acuerdo con las opiniones y elecciones de Ivanka, así como del resto de hermanos o del mismo Donald Trump; sin embargo, reconoce diferentes puntos de vista que son “un aspecto natural de las relaciones humanas”.
“Es esencial recordar que cada persona merece respeto y comprensión, independientemente de los desacuerdos. Me he centrado en crear un entorno en el que todos se sientan libres de expresarse con autenticidad. En lugar de imponer mis puntos de vista o criticar a los demás, he tratado de ser una presencia constante, alguien en quien puedan confiar”, explica Melania.
Por años, casi desde que Melania se convirtió en la primera dama de Estados Unidos e Ivanka en la consejera del entonces presidente Donald Trump, la prensa y las redes sociales las catalogaron como grandes enemigas, por no compartir las mismas opiniones y que se molestaban constantemente entre sí por sus opiniones y acciones, además de involucrarse en sus vidas personales sin autorización.
Ante esto, Melania dice en el libro: “Entiendo que ser posesivo no favorece una dinámica familiar sana. Cada miembro necesita su propio espacio y he establecido como prioridad respetar esa necesidad”.
En su libro de memorias, Melania aborda un sinfín de temas personales y profesionales, como su apoyo al derecho al aborto, la familia Trump y sus relaciones, además de su carrera pasada como modelo e incluso la forma en cómo conoció a su esposo.
La ex primera dama detalló el primer encuentro que tuvo con Donald en 1998 después de un desfile en la Semana de la Moda de Nueva York, revelando que éste se encontraba en medio de una cita con otra mujer; según contó, el político fue el primero en coquetear.
“Hola. Soy Donald Trump”, recuerda Melania en el libro. Si bien ella reconocía el nombre del magnate, no lo conocía ni sabía el poder y fama que tenía, tanto en los negocios como en el mundo del entretenimiento y la moda.
“Sus ojos se llenaron de curiosidad e interés y, aprovechando la oportunidad, se sentó a mi lado y comenzó una conversación”, describió. “Me preguntó sobre mi estancia en Nueva York, mi hogar en Eslovenia y mis viajes por el mundo”.
En su relato, Melania dice que se sintió atraída por el empresario no por el poder que éste mostraba o físicamente, sino porque la hizo sentir interesante, como si fuera el “centro de su mundo”.
Antes de irse, Donald le pidió su número de teléfono; sin embargo ella se negó y dijo que sería la primera en contactar al magnate, y así le pidió su número.
Ella dice: “Con un gesto de la mano, Donald llamó a su guardaespaldas. Sus grandes hombros se inclinaron hacia adelante mientras lo escuchaba, antes de escribir discretamente una nota en una elegante tarjeta de presentación. Donald tomó la tarjeta y me la entregó”.
La pareja comenzó a salir desde ese momento hasta 2005 de forma intermitente, hasta que él le pidió matrimonio. Tuvieron a su primer y único hijo, Barron Trump meses después, en 2006.