Cuando prendas la televisión en estos días, y sintonices aquellos canales donde suelen incluir películas en su programación, te llamará la atención que varios operadores están pasando alguna de las siete películas de la serie de Rápido y furioso, si no es que incluso traen un maratón en la agenda.
Es común ver repeticiones de estas películas de acción en la pantalla chica. Sin embargo hay algo detrás de esta curiosa coincidencia. El día de hoy, pero hace tres años, ocurrió el terrible accidente de auto que terminó con la vida de uno de los protagonistas que participó en seis de las siete películas, Paul Walker.
Como su personaje Brian O’Conner, el Walker de la vida real era un gran aficionado de los autos y de la velocidad. Aunque pueda resultar extraño, o incluso un poco tétrico, se tiene registro de que en algún momento el actor declaró que “si un día la velocidad me mata, no lloren, porque yo estaba sonriendo”.
Aún así, su muerte a bordo del Porshe Carrera GT rojo tomó por sorpresa a fans y allegados. Walker solía ser prudente, aún cuando le apasionaba la velocidad.
De acuerdo con el informe proporcionado por el médico forense, el cuerpo del actor sufrió de quemaduras y rupturas mortales, como resultado de un choque contra un poste y un árbol en Santa Clarita, California. Walker y su amigo, el experimentado piloto Roger Rodas, no tenían chance alguno de sobrevivir.
El vacío que dejó el actor de 40 años no solo fue en el cine de acción hollywoodense, sino también en los corazones sus fans, familia, y amigos.
Ocho cosas que probablemente no sabías sobre el accidente de Paul Walker
El piloto del Porsche Carrera GT, con quien iba Paul Walker, había rebasado los 160km/h al momento del accidente, en una zona cuyo límite de velocidad es de 65km/h.
Reportes indican que Walker no murió inmediatamente tras el impacto, ya que se encontraron residuos del choque en su tráquea, lo que indica que inhaló una par de veces antes de morir.
La causa de muerte fue una combinación de traumas y severas quemaduras.
El fuego destruyó el cuerpo de Walker a tal grado que fue imposible donar cualquier órgano. La policía incluso tuvo que hacer pruebas de dentadura para confirmar la identidad de los cuerpos.
Por la forma en que se encontró su cuerpo en el lugar del accidente, se sabe que estaba listo para recibir el impacto del choque.
No se encontraron rastros de alcohol ni drogas en ninguno de los dos pasajeros.
Walker venía de un evento de su centro de beneficencia Reach Out Worldwide, en beneficio de víctimas afectadas por el tifón Haiyan.