En medio del éxito que experimentó el en su comeback de 2024, luego de seis años de haber sido cancelado por baja audiencia y afirmaciones sobre maltrato a las modelos, falta de inclusión y vínculos con delitos sexuales, han salido a la luz detalles de la ocasión en la que a Donald Trump se le prohibió estar en una sesión fotográfica llevada a cabo en su propiedad de Mar-a-Lago de Palm Beach, Florida.

El libro recién lanzado a la venta Selling Sexy: Victoria's Secret and the Unraveling of an American Icon, de Lauren Sherman y Chantal Fernández, expone el pasado oscuro de Victoria’s Secret y habla sobre varias figuras controvertidas que se vincularon al concepto de la marca de lencería y con las modelos a lo largo de los años.

El candidato a la presidencia de Estados Unidos, , es una de esas figuras que se menciona en el libro. Según se cuenta, tenía reputación de acercarse a las modelos más jóvenes de la marca, allá por la década de los 90, sin su consentimiento, por lo que en una ocasión fue "baneado" de una sesión.

Las autoras Lauren Sherman y Chantal Fernández cuentan que, en 1993, Trump aprovechó su fama y poder como uno de los hombres más ricos de Nueva York para invitar a las modelos de Victoria’s Secret a realizar una sesión fotográfica en su mansión Mar-a-Lago en Florida.

El equipo de la marca aceptó llevar a sus “ángeles” a la propiedad, pero con la condición de que él no estuviera en la sesión ni cerca de las modelos durante el tiempo que estarían trabajando.

La ex modelo Frederique van der Wal aceptó ir a trabajar a la propiedad, pero si firmaba un contrato en el que el equipo de Victoria’s Secret le aseguraba que Trump no estaría acechándolas o entrando a los camerinos sin autorización, a pesar de que la sesión sería en su casa.

El libro también dice que Trump no sólo acosaba a las modelos de VS, sino que entraba a los camerinos sin autorización para ver a las concursantes de Miss Estados Unidos cambiándose.

Durante una entrevista que la modelo Tasha Dixon dio en 2016, reveló que Trump espiaba a las modelos en los camerinos, incluso las veía mientras estaban sin ropa: “No había tiempo para ponerse una bata ni ningún tipo de ropa ni nada. Algunas chicas estaban en topless. Otras estaban desnudas”.

En su momento, Trump confirmó que entraba a ver a las concursantes y alegó que lo hacía por qué él era el dueño del certámen de belleza y era su responsabilidad revisar que todo estuviera en orden y las modelos estuvieran trabajando; Trump admitió en una entrevista hace años: “Ves a estas mujeres de aspecto increíble, por eso me salgo con la mía en ese tipo de cosas”.

El libro, que salió a la venta el pasado 8 de octubre, casi una semana antes del desfile de Victoria’s Secret Fashion Show 2024, también habla de cómo los empresarios de la marca y las mismas modelos estuvieron involucrados con la red de tráfico sexual de Jeffrey Epstein.

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