Antes de ser la primera dama de Estados Unidos entre 2017 y 2021, Melania Trump fue una reconocida modelo profesional, que inició su carrera en Europa y posteriormente conquistó Nueva York y el corazón de Donald Trump, de paso.
Melania Knauss, años antes de llegar a probar suerte a Estados Unidos, dedicó gran parte de edad temprana a la industria de la moda, mientras era criada por una modesta familia en su natal Eslovenia.
Subestimada y llamada tímida e indiferente durante su paso por la Casa Blanca como primera dama, Melania tuvo sus propias ocupaciones dentro y fuera del escrutinio público, mismas que podría retomar ahora que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de 2024 el martes 5 de noviembre.
A continuación te dejamos con un vistazo de quién es Melania Trump, su carrera pasada como modelo, su llegada a la Casa Blanca, la forma en que conquistó a Trump y la influencia que tuvo sobre las elecciones para que su marido sea de nuevo presidente.
Nació y creció en Novo Mesto, Eslovenia, el 26 de abril de 1970, por lo que ahora tiene 54 años. Su padre Viktor Knavs (Knauss) se dedicaba a la venta de autos, mientras su madre Amalija era diseñadora de ropa para niños.
Años antes de mudarse a Estados Unidos, Melania creció en una zona industrial de la era comunista de la entonces Yugoslavia, según señala People.
Según amigos y compañeros, Melania era una buena estudiante y una niña bastante humilde, pero su sueño era mudarse y tener una vida mejor.
Fue su madre la que la influenció a probar suerte en el mundo de la moda desde los cinco años de edad. Antes de los 16 años, Melania tenía definido que su gusto por la moda, belleza y talento la llevarían a iniciar una carrera de modelaje y a abandonar su carrera como arquitecta en la Universidad de Liubliana.
Melania fue descubierta en 1987 por el fotógrafo Stane Jerko cuando ésta se encontraba esperando a una amiga que había modelado en un desfile en Eslovenia. Jerko le enseñó a posar y a estilizar su imagen y la motivó a firmar con una agencia a los 18 años y a participar en un concurso de belleza en su país natal; tras los consejos del fotógrafo, Melania ganó el segundo lugar del certamen.
A partir de ese momento, todo fue viento en popa para Melania, ya que dio un salto a las pasarelas de París y Milán y allanó su camino para llegar a Nueva York, donde la industria de la moda tiene su centro de operaciones dentro de Estados Unidos.
En 1996, llegó a la Gran Manzana para probar suerte, pero a medida que el tiempo pasaba, se le complicaba conseguir trabajos atractivos que estuvieran apegados a sus sueños y esfuerzos, ya que estaba en una "edad complicada para las modelos". A los 26 años no obtenía tantos contratos como los conseguía en Europa.
Al notar que no obtenía el éxito soñado, Melania comenzó a modelar en lencería para marcas de alcohol y tabaco, deslindándose de su imagen elegante y fashionista que con anterioridad la llevó a pisar las mejores pasarelas del mundo. Posó desnuda en 2005 para British GQ y en bikini para Vogue meses antes de dar a luz a su hijo en 2006.
Uno de los pasajes más interesantes de la vida de Melania es la vez que conoció al republicano. La pareja se conoció durante un evento exclusivo de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998.
Aunque Donald Trump le demostró su interés de inmediato, la entonces modelo decidió mantener su distancia ya que no le inspiró la suficiente confianza para siquiera intercambiar números de teléfono. Luego de que Trump oficializó su divorcio de Marla Maples, la pareja inició su romance, hecho impulsó la carrera de Melania.
En su libro biográfico homónimo, Melania recordó el primer encuentro que tuvo con el político y magnate en 1998 después de un desfile en la Semana de la Moda de Nueva York. Melania reveló que, aunque éste se encontraba en medio de una cita con otra mujer, el político fue el primero en coquetear.
“Hola. Soy Donald Trump”, recuerda Melania en el libro. Si bien ella reconocía el nombre del magnate, no lo conocía ni sabía el poder y fama que tenía, tanto en los negocios como en el mundo del entretenimiento y la moda.
“Sus ojos se llenaron de curiosidad e interés y, aprovechando la oportunidad, se sentó a mi lado y comenzó una conversación”, describió. “Me preguntó sobre mi estancia en Nueva York, mi hogar en Eslovenia y mis viajes por el mundo”.
En su relato, Melania dice que se sintió atraída por el empresario no por el poder que éste mostraba o físicamente, sino porque la hizo sentir interesante, como si fuera el “centro de su mundo”.
Antes de irse, Donald le pidió su número de teléfono; sin embargo ella se negó y dijo que sería la primera en contactar al magnate, y así le pidió su número.
Ella dice: “Con un gesto de la mano, Donald llamó a su guardaespaldas. Sus grandes hombros se inclinaron hacia adelante mientras lo escuchaba, antes de escribir discretamente una nota en una elegante tarjeta de presentación. Donald tomó la tarjeta y me la entregó”.
La pareja comenzó a salir desde ese momento hasta 2005 de forma intermitente, hasta que él le pidió matrimonio. Tuvieron a su primer y único hijo, Barron Trump meses después, en 2006.
Donald Trump estuvo seguro de que volvería a la Casa Blanca como presidente de Estados Unidos en un segundo mandato gracias a la influencia de su esposa Melania Trump y su hijo menor Barron sobre las masas y las nuevas generaciones.
En una charla que tuvo con el Daily Mail, el magnate aseguró que la popularidad de Melania dentro del país tenía el poder de ayudarlo a regresar a la Casa Blanca de nueva cuenta tras las elecciones del 5 de noviembre.
Aunque se limitó a hacer campaña con él y el resto de sus hijos los meses previos a las elecciones, el ex mandatario dijo que Melania se preocupa por el país e insinuó que sería de nuevo una ejemplar primera dama.
“Ella hará lo que sea necesario, pero mis hijos no los han tratado como es debido. A ella no la han tratado como es debido”, señaló.