La caridad es capaz de terminar con el sufrimiento humano, por lo que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución A/RES/67/105, decidió nombrar el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Caridad o Beneficencia.
Tiempo después se extendió por otros países, con la creación de hospicios y residencias para los más desamparados. Su labor hizo que se ganara el reconocimiento del mundo entero y obtuvo muchos premios, entre ellos el Premio Nobel de la Paz en 1979. Sin embargo, la Madre Teresa murió el 5 de septiembre de 1997 a sus 87 años de edad.
Tanto la beneficencia como la caridad constituyen una vinculación que permite a las sociedades ser más inclusivas y aliviar los peores efectos que causan las crisis humanitarias. Además, ayuda a complementar los servicios públicos de salud, educación, vivienda y protección de la infancia, así como promover la cultura, ciencia, deporte y la protección del patrimonio cultural y natural.
Las Naciones Unidas hacen la invitación a sus Estados miembros, agencias y demás organizaciones internacionales y regionales para celebrar de la manera más adecuada este Día Internacional. Pero, sobre todo, alentando a las actividades educativas y de concientización.