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Un último balance este jueves elevó a nueve las víctimas mortales de un enorme desprendimiento de tierra el sábado en la ciudad costera de Atami, en el centro de Japón, donde cientos de socorristas siguen buscando a desaparecidos.
"Hoy (jueves), se ha confirmado la muerte de otras dos personas y el número de decesos suma un total de nueve", declaró a la AFP el portavoz de la gestión de catástrofes en Atami, Yuta Hara.
El paradero de otras 22 personas todavía es desconocido, señaló un portavoz de la prefectura de Shizuoka, donde se encuentra la ciudad afectada.
El desprendimiento de tierra tuvo lugar el sábado tras días de intensas lluvias en la zona de Atami, una ciudad termal erigida en la ladera de una montaña a un centenar de kilómetros al suroeste de Tokio.
La avalancha de barro se precipitó en diferentes oleadas, llevándose postes de tendido eléctrico, arrastrando vehículos y arrancando edificios de sus cimientos.
En total, unos 130 inmuebles quedaron destruidos o dañados.
Gran parte de Japón se encuentra actualmente en plena temporada de lluvias, que suele provocar inundaciones y deslaves.
Según los científicos, el fenómeno se ve agravado por el cambio climático dado que una atmósfera más caliente retiene más agua e incrementa el riesgo y la intensidad de las precipitaciones extremas.
El lunes se cifró en más de un centenar el número de personas que potencialmente vivían en la zona devastada y de las que no se habían tenido noticias.
Pero desde entonces muchas fueron localizadas sanas y salvas.
Las autoridades de Atami tiene dificultades en elaborar una lista fiable de víctimas de la catástrofe, ya que muchas casas de esta ciudad son segundas residencias de personas mayores que normalmente viven en otras partes.
Alrededor de 1.700 policías, bomberos, soldados y guardacostas siguen movilizados en el operativo de rescate, desplegado bajo una lluvia persistente que hace temer nuevos desprendimientos y ha obligado a interrumpir estos trabajos en varias ocasiones.