Científicos de Europa dicen haber ubicado el lugar de origen de la peste negra, una plaga bacteriana que aniquiló a la mitad de la población del continente en el siglo XIV.
Los hallazgos refutan otras teorías según las cuales la enfermedad —de la que hubo repetidos brotes hasta los primeros años del siglo XIX y también azotó el Medio Oriente y el norte de África— podría haber surgido primero en China.
Basados en el trabajo del historiador Phil Slavin de la Universidad de Stirling, en Escocia, que dejó entrever que la aparición de la enfermedad podría estar vinculada a un aumento inusual de muertes en una localidad de Asia Central en 1338 y 1339, los investigadores examinaron el ADN de algunos restos de personas hallados allí.
Los expertos encontraron huellas genéticas de la bacteria yersinia pestis en individuos cuyas lápidas hacían referencia a una “pestilencia” en el lugar junto al lago Issyk Kul, en lo que hoy es Kirguistán.
En un artículo publicado el miércoles en la revista Nature, los investigadores detallan cómo las huellas revelan que la cepa que devastó la antigua comunidad comercial en Issyk Kul fue precursora de muchas otras surgidas en aquella época.
“Encontramos que las antiguas cepas procedentes de Kirguistán se posicionan exactamente en el eje de este incidente de diversificación a gran escala”, dijo Maria Spyrou, investigadora en historia de las enfermedades de la Universidad de Tuebingen, en Alemania, y principal autora del informe. “En otras palabras, encontramos el origen de la cepa de la peste negra e incluso sabemos su fecha exacta (1338)”.
Se sabe que la enfermedad, propagada por las ratas y sus pulgas, llegó finalmente en 1347 al puerto siciliano de Messina en barcos comerciales procedentes del Mar Negro.
Sharon DeWitte, bioantropóloga de la Universidad de Carolina del Sur que no participó en el estudio, dijo que era emocionante tener pruebas de ADN que respalden la teoría previa de que la enfermedad se originó en Asia Central.
“Este estudio es importante porque los entierros con fechas muy precisas permiten un estudio directo de la cepa que existió en la época del surgimiento inicial de la peste negra”, apuntó.
Aunque los autores reconocen que teóricamente es posible que la bacteria se haya originado en otra parte y propagado hasta Asia Central sin cambiar de manera importante, la evidencia deja entrever que este escenario fue poco probable, dijo DeWitte.