Donald Trump pidió a su par ucraniano investigar a su rival político Joe Biden, según la transcripción de una llamada telefónica entre ambos dirigentes, pero el mandatario de Estados Unidos negó "la más mínima presión" sobre el gobierno del país europeo.
Tras la publicación de la transcripción, Trump aseguró que no ejerció "la más mínima presión" sobre Ucrania.
"Fue una carta amistosa, no hubo presión", repitió Trump, denunciando lo que llamó "la mayor caza de brujas en la historia de Estados Unidos".
En la llamada, Trump propone además a su homólogo ucraniano trabajar en cooperación con su abogado, Rudy Giuliani, "un hombre muy respetado" y con el fiscal general de Estados Unidos, Bill Barr. Precisa que los dos abogados se pondrían en contacto con él en breve.
Hunter Biden fue miembro desde 2014 hasta 2019 del comité de monitoreo del grupo de gas ucraniano Burisma, perteneciente a un oligarca prorruso de dudosa reputación.
Más temprano, el inquilino de la Casa Blanca había criticado a los demócratas desde Nueva York, diciendo que estaban "llenos de odio y miedo", y aseguró ser el presidente más "abusado" de la historia de Estados Unidos.
Cuando faltan 400 días para las próximas elecciones presidenciales, los demócratas lanzaron la primera etapa de la acusación contra Donald Trump, un procedimiento poco común y explosivo con pocos chances de llevar a una destitución, pero que arroja una sombra sobre su campaña de reelección.
Un misterioso denunciante alertó que Trump podría haber presionado a las autoridades ucranianas para obligarlos a investigar al exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden.
Por su parte, los congresistas demócratas están tratando de asegurar una audiencia del denunciante, un miembro de la comunidad de inteligencia y quien generó el escándalo.
Su objetivo es reunir la mayor cantidad de información posible en varios comités para respaldar el historial para un juicio político antes de proceder a la votación plenaria en la cámara baja del Congreso.
Dada la mayoría demócrata en esta cámara, es probable que Donald Trump sea acusado, lo que solo le sucedió a dos de sus predecesores: los demócratas Andrew Johnson, en 1868; y Bill Clinton, quien fue denunciado por "perjurio" en 1998 en el marco de su relación con la becaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky.
El Senado, con una mayoría republicana aún leal a Trump, realizaría entonces el juicio político contra el presidente y votará si lo destituye o no. Los demócratas deberían convencer a 20 senadores republicanos, lo que parece muy poco probable en esta etapa.
Este proceso podría volverse incluso contra los demócratas. Donald Trump dijo el martes que una acusación tendría un efecto "positivo" en su campaña.
Esa posibilidad retrasó durante mucho tiempo a la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien se había mostrado reacia hasta ahora a recurrir a este proceso solicitado por algunos congresistas sobre la base de los resultados de la investigación a la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
La hábil estratega de 79 años temía que los votantes sancionen en 2020 a un partido que pasa demasiado tiempo centrado en el presidente en lugar de hablar sobre los temas importantes, como economía y salud.