El expresidente estadounidense (2017-2021) afirmó este jueves que si no hubiera girado la cabeza cuando le dispararon el pasado sábado en un mitin en Pensilvania estaría muerto:

"La bala del asesino estuvo a un cuarto de pulgada de quitarme la vida", dijo en su primer discurso tras lo sucedido.

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"Si no hubiera movido la cabeza la bala del asesino habría entrado perfectamente y yo no estaría aquí esta noche, no estaríamos juntos", apuntó el ya candidato a la presidencia estadounidense, en un emotivo relato sobre lo sucedido que, apuntó, no contará más porque es "muy doloroso" para él.

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En su discurso, que cerró la Convención Nacional Republicana, estuvo muy presente Corey Comperatore, el bombero que falleció por los disparos de un joven de 20 años que fue abatido por las fuerzas del orden. Al escenario se sacó el uniforme de bombero que entregó la familia, con quienes habló por teléfono.

También habló con los familiares de los tres heridos en el intento de magnicidio, que ha sacudido a Estados Unidos.

En su relato sobre lo acontecido, Trump comenzó a describir que era "un día cálido y hermoso al atardecer en el municipio de Butler" en el que "todos estaban felices".

Comenzó a hablar en ese mitin y para poder ver un gráfico en una pantalla se giró a la derecha cuando escuchó "un fuerte sonido".

"Me dije a mí mismo guau, ¿qué ha pasado? Sólo puede ser una bala y al mover mi mano derecha hacia mi oreja se cubrió de sangre".

"Supe de inmediato que era muy grave, que estábamos bajo ataque. Y luego, en un momento, caí al suelo", continuó, con un tono pausado, muy distinto de su particular agresividad, mientras varias personas del público lloraban.

"Había sangre por todos lados y sin embargo de cierta manera me sentía muy seguro porque tenía a Dios de mi lado", afirmó.

La multitud, agregó, en lugar de salir corriendo "valientemente se puso de pie buscando dónde estaría el francotirador" y comenzó a señalarlo.

"No se movieron. La razón es que sabían que estaba en un problema muy serio y me vieron caer de repente", afirmó el expresidente, quien dijo que después de que los agentes lo levantaran ya se sintió tranquilo.

Al levantarse, añadió, vio a la multitud "confundida porque pensaban que estaba muerto" y sintió "un gran dolor".

"Podía verlo y quería hacer algo para hacerles saber que estaba bien. Levanté mi brazo derecho, miré a los miles y miles de personas que hacían referencia a ti esperando y comencé a gritar Pelea, pelea, pelea", afirmó.

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