Simpatizantes de Donald Trump volvieron el sábado a darse cita en la misma ciudad donde el candidato republicano sufrió un atentado en julio, punto de inflexión en una carrera hacia la Casa Blanca aún marcada por amenazas de violencia política.

"El tiempo se detuvo mientras este monstruo atroz desataba maldad pura desde su posición de francotirador, no muy lejos, pero de la mano de la Providencia y de la gracia de Dios, ese villano no logró su cometido", dijo Trump a una multitud concentrada en Butler, Pensilvania, esta vez detrás de un cristal a prueba de balas.

El desafiante y muy publicitado regreso de Trump a Butler se produce exactamente un mes antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, una jornada que para el presidente Joe Biden podría darse en medio de un clima de violencia, como alertó el viernes.

Esta vez la seguridad en Butler fue mucho más estricta, con escuadrones de francotiradores posicionados en varios edificios circundantes y un dron de vigilancia desplegado en lo alto.

"Están sucediendo muchas cosas inquietantes", dijo Heather Hughes, de 43 años, que viajó desde New Castle, en Pensilvania, para asistir al mitin.

Trump tenía una clara ventaja en las encuestas después de aplastar a Biden en un debate televisivo a finales de junio, y entró a la convención republicana en Milwaukee como un mártir político.

Las imágenes del expresidente republicano con el rostro ensangrentado, agitando el puño y gritando mientras era arrastrado por agentes del Servicio Secreto se volvieron rápidamente virales y marcaron la campaña.

El sábado, numerosos simpatizantes de Trump vestían camisetas adornadas con iconografía del intento de asesinato, y algunos lucían tapones para las orejas que recordaban el vendaje que lució el magnate después del tiroteo.

Apenas una semana después del fallido intento de asesinato, la carrera presidencial dio un vuelco cuando Biden se retiró y fue reemplazado en la candidatura demócrata por la vicepresidenta Kamala Harris, quien rápidamente recuperó terreno para su campo.

Trump ha tratado de revivir el incidente, anunciando su regreso al lugar donde "recibió una bala por la democracia".

Harris estuvo el sábado en Carolina del Norte y se reunió con socorristas y damnificados por el huracán Helene, que mató al menos a 220 personas a su paso por el sureste de Estados Unidos.

La respuesta de emergencia es "un ejemplo de lo mejor que podemos hacer cuando reunimos recursos a nivel federal, estatal y local y aprovechamos el tipo de colegaje que produce resultados", dijo a los funcionarios en una sesión informativa.

Trump ha criticado la respuesta federal al desastre, alegando sin pruebas que la administración Biden-Harris redirigió hacia los migrantes fondos de asistencia a las víctimas de Helene.

La atención en Butler se centra el sábado en el Servicio Secreto, que en julio fue ridiculizado por no haber sido capaz de brindar la seguridad adecuada a unos cientos de metros de donde el tirador de Butler logró disparar ocho veces contra Trump antes de morir a balazos.

Junto con Trump, dos de sus seguidores resultaron heridos, mientras el bombero Corey Comperatore murió.

"Dijo que volvería para terminar su discurso, y para mí (eso requiere) agallas", dijo Robert Dupain, un trabajador de construcción de 53 años que también estuvo en el mitin de julio.

Hace justo un mes, inmediatamente después del incidente de Butler, las partes instaron a bajar la temperatura política.

Sin embargo, Trump volvió rápidamente a su retórica incendiaria y a sus habituales ataques personales, y en plena recta final de campaña sigue negado a comprometerse a aceptar el resultado final de los comicios.

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