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El gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó este viernes el cierre de los bares ante un alza de los casos de coronavirus en este poblado estado del sur de Estados Unidos.
Según la orden ejecutiva, los establecimientos deben cerrar, pero pueden realizar envíos y los restaurantes pueden seguir abiertos, pero sólo al 50% de su capacidad.
Con este decreto, las actividades en exteriores que reúnan a más de 100 personas van a requerir autorización de los gobiernos locales.
"Como dije desde un principio, si la tasa de positivos subía 10%, el estado de Texas iba a tomar más acciones para mitigar el avance de la COVID-19", dijo el gobernador en un comunicado.
Texas fue uno de los estados que lanzó una campaña de reapertura más agresiva a principios de junio tras meses de confinamiento.
El jueves, los Servicios de Salud del Estado de Texas reportaron un récord de 5.596 nuevos casos, un salto importante con respecto al nivel de hace diez días cuando se registraban 1.254 nuevas infecciones diarias.
Abbott es un aliado estrecho del presidente Donald Trump, pero este anuncio contrasta con el discurso del mandatario de que la crisis ya está superada.