La inyección de aguas de desecho en la profundidad de los terrenos, una práctica que se ha generalizado en los últimos años en Estados Unidos especialmente por compañías petroleras, desestabiliza y puede provocar terremotos más fuertes, aseguró un estudio divulgado este martes por Nature Communications.
Estas aguas, que son más densas que los líquidos naturales que fluyen en el subsuelo, aumentan la presión interna de las capas afectadas y consecuentemente, "los terremotos surgen desde un nivel más profundo y con más fuerza", detalló el estudio.
"Los terremotos son ahora comunes en el centro de Estados Unidos donde el número de magnitud 3 o mayor aumentó de un promedio de 19 por año antes de 2008 a más de 400 por año desde entonces", precisó Ryan Pollyea, del Departamento de Geo Ciencias de la Universidad Virginia Tech (VT).
"En muchos casos estos temblores ocurren cuando las aguas de desecho de los campos petroleros se depositan por bombeo a presión en formaciones geológicas profundas", explicó el científico, autor principal del informe y director del Laboratorio Computacional de Geo Fluidos de VT.
Estas aguas de mayor densidad se desplazan en el subsuelo "desestabilizando las fallas y causando terremotos 'producidos por inyección'", afirma el reporte.
Los investigadores estudiaron modelos computarizados y datos de temblores de cerca de 30.000 millas cuadradas (77.700 km) del norte de Oklahoma y sur de Kansas.
El estudio aporta un nuevo elemento en áreas como California, donde recientemente se presentaron dos temblores de magnitud mayor, uno de magnitud 6,4 el 4 de julio y otro de 7,1 al día siguiente, además de numerosos temblores menores subsiguientes.
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Martin Chapman, coautor del informe, profesor de Geo Ciencias y director del Observatorio Sismológico de VT, destacó que en el área estudiada del centro de Estados Unidos, los temblores mayores de magnitud 4 aumentaron más de 150 % de 2017 a 2018.
Por el contrario, en el mismo periodo el número de temblores de magnitud 2,5 o menor disminuyó 35 %.
Adicionalmente, el reporte encontró que el efecto continúa varios años después de que hayan terminado las inyecciones a presión de aguas de desecho.
"Nuestros modelos muestran que las aguas de desecho de alta densidad pueden continuar sacudiendo y aumentando la presión de los líquidos a profundidades de cinco o más millas durante 10 años o más después de que se suspenden las inyecciones", dijo Pollyea.
No obstante, los investigadores aclaran que sus conclusiones no aseguran que "todas las operaciones de las aguas de desecho de los campos petroleros causan temblores" y que tampoco predicen que vaya a suceder un gran terremoto en los próximos años en la zona central del país.