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Cerca de 3,2 millones de personas solicitaron el beneficio por desempleo en Estados Unidos la semana pasada luego que el cierre de negocios causado por la propagación del nuevo coronavirus agudizó la peor catástrofe económica del país en décadas.
Ahora son aproximadamente 33,5 millones de personas las que han buscado la ayuda por desempleo en las últimas siete semanas desde que la pandemia empezó a obligar a millones de compañías a cerrar sus puertas y recortar su fuerza laboral. Eso es el equivalente a uno de cada cinco estadounidenses que habían sido empleados en febrero, cuando la tasa de desempleo había registrado apenas 3,5%, la más baja en 50 años.
El gobierno emitirá el viernes su informe de empleos de abril, y es probable que sea el peor desde que empezó a registrarse tras la Segunda Guerra Mundial. Se pronostica que la tasa de desempleo llegue al menos a 16%, la más alta desde la Gran Depresión, y los analistas calculan que al menos 21 millones de empleos se perdieron el mes pasado. En caso de que ocurra, significará que prácticamente todo el crecimiento laboral en los 11 años desde la Gran Recesión se habrá evaporado en tan solo un mes,
Pese a todo, tales preocupantes cifras no mostrarán en su totalidad la magnitud del impacto del coronavirus en el mercado laboral. Muchas de las personas que mantienen sus empleos sufrieron un recorte de horas de trabajo, y otras una reducción salarial. Algunos de los que perdieron su empleo en abril y no buscaron otro ante las reducidas posibilidades de obtenerlo ni siquiera forman parte de las cifras de desempleados. Una estadística más amplia —la proporción de adultos con trabajo— podría llegar a un mínimo histórico.