Los equipos de rescate se esfuerzan por encontrar a los turistas desaparecidos en el océano Atlántico mientras se dirigían a los restos del "Titanic", con tiempo y oxígeno agotándose rápidamente.
La búsqueda intensa por aire y mar continúa para localizar el sumergible con cinco personas a bordo que se perdió durante su descenso hacia los vestigios del famoso transatlántico.
La angustia aumenta mientras se espera rescatar a los turistas atrapados en lo profundo del océano, con recursos adicionales y expertos en camino hacia la zona de búsqueda.
La posibilidad de encontrar con vida a los tripulantes disminuye, ya que el sumergible perdió contacto con la superficie hace varios días y el tiempo es crucial.
El capitán del servicio de Guardacostas estadounidense, Jamie Frederick, dijo en una conferencia de prensa que el rastreo de unos 13.000 km2 no ha dado "ningún resultado" hasta ahora.
"Sabemos que quedan unas 40 horas de oxígeno" en el sumergible, dijo hacia las 17H00 GMT del martes.
Barcos y aviones se dirigen al lugar para reforzar la intensa búsqueda de buques y aviones de los guardacostas estadounidenses y canadienses desplegados en la zona.
El "Titanic" se hundió en su viaje inaugural entre la ciudad inglesa de Southampton y Nueva York en 1912 tras chocar con un iceberg. De las 2.224 personas a bordo, unas 1.500 murieron.
Los restos del transatlántico, partido en dos, fueron descubiertos en 1985. Desde entonces, visitan el área buscadores de tesoros y turistas.
Alistair Greig, profesor de ingeniería marina en el University College London, sugirió dos posibles hipótesis, basadas en imágenes del submarino publicadas por la prensa.
Si hubiera tenido un problema eléctrico o de comunicaciones, podría haber salido a la superficie y permanecer flotando, "esperando a ser encontrado".
"Otro escenario es que el casco de presión estuviera dañado", señaló en un comunicado. "Entonces el pronóstico no es bueno".
Pero "hay muy pocas embarcaciones" capaces de llegar a la profundidad a la que podría haber viajado el "Titán", advirtió.
"El reloj no se detiene, y cualquier submarinista o buceador de profundidad sabe lo implacable que es el entorno abisal: ir bajo el mar es tanto o más difícil que ir al espacio desde el punto de vista de la ingeniería", declaró el profesor asociado de la Universidad de Adelaida Eric Fusil en un comunicado.