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Como lo han demostrado las últimas semanas, la realeza británica y los medios de comunicación pueden ser una mezcla explosiva.
La ausencia de la princesa de Gales después de una cirugía abdominal en enero desató conjeturas incontroladas en internet que se intensificaron primero con la publicación de una foto manipulada, luego aliviada por un mensaje de Kate en video que reveló que recibe tratamiento por cáncer.
Es un recordatorio de que cuando la privacidad del palacio choca con la curiosidad y el interés público, las cosas pueden complicarse.
Tal es el caso de “Scoop” (“La gran exclusiva”), un drama de Netflix sobre la desastrosa entrevista que dio el príncipe Andrés en 2019 en respuesta a acusaciones de una conducta sexual inapropiada. Se estrena el viernes 5 de abril y es protagonizada por Rufus Sewell como Andrés y Gillian Anderson como la periodista Emily Maitlis, quien interrogó al príncipe para el programa “Newsnight” de la BBC.
El largometraje es un regreso a los temas reales para Anderson, estrella de “The X-Files” y “Sex Education”, quien interpretó un papel principal en la cuarta temporada de “The Crown”, aunque como la primera ministra Margaret Thatcher, no como miembro de la Casa de Windsor. Anderson dice que la “compleja” relación entre la realeza y los medios de comunicación necesita una reevaluación.
“Ya sea que se trate de (el príncipe) Enrique y sus casos legales contra los tabloides y todas las verdades en torno a eso que han salido a la luz, u otros aspectos que se están volviendo más de conocimiento público, probablemente necesite un replanteamiento adecuado”, dijo Anderson a The Associated Press.
El príncipe Andrés accedió a ser entrevistado para abordar los informes sobre su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, quien fue hallado muerto en una prisión de Nueva York en agosto de 2019 cuando esperaba su juicio por cargos de tráfico sexual, y en medio de las acusaciones de una mujer quien afirmaba que había tenido relaciones sexuales con Andrés cuando tenía 17 años y había sido traficada por Epstein.
“Scoop” se basa en un libro de Sam McAlister, el tenaz productor que consiguió la entrevista. Interpretada por Billie Piper, promete al palacio: “Una hora de televisión puede cambiarlo todo”.
Eso resultó ser sombríamente cierto para Andrés.
Bajo los amables, pero decididos, cuestionamientos de Maitlis, el príncipe negó todas las acusaciones, no mostró empatía por las jóvenes explotadas y dijo que Epstein se había “comportado de una manera impropia”, lo que sorprendió a muchos espectadores como un eufemismo.
Afirmó que no pudo haber estado en un club nocturno con su acusadora en una supuesta cita porque estaba en un restaurante Pizza Express de los suburbios con su hija, la princesa Beatriz. Tampoco podía haber sudado en la pista de baile porque una “sobredosis de adrenalina” durante su tiempo como piloto de helicóptero en la Guerra de las Malvinas de 1982 lo había dejado incapaz de transpirar.
McAlister recordó la “extraordinaria” experiencia de estar en la sala, ya que la entrevista fue grabada dentro del Palacio de Buckingham.
“Como periodista y exabogada, sabía profundamente que estaba haciendo algo que cambiaría el curso de su vida y el curso de la vida de todos los miembros de la familia real”, dijo en la premiere en Londres.
Andrés inicialmente pensó que la entrevista había sido un gran éxito, e incluso le dio a Maitlis un recorrido por el Palacio de Buckingham después de que se grabara.
Pero “se retiró” de sus deberes públicos días después de que se transmitiera, y no los ha retomado. En 2022 llegó a un acuerdo extrajudicial con su acusadora, Virginia Giuffre, pagándole una suma no especificada sin admitir su culpabilidad.
Sewell, quien pasaba hasta cuatro horas al día transformándose en el príncipe con maquillaje y prótesis, dijo que trató de encontrar “todas las contradicciones” en Andrés. Vio a un hombre cuya imagen de sí mismo se forjó a través de toda una vida de deferencia por parte de quienes lo rodeaban, y que jugó a la altura de su imagen sensacionalista como un “pícaro travieso”: “Randy Andy” (Andy cachondo) en su juventud de soltero y “Air Miles Andy” (Andy millas de vuelo) por sus viajes aéreos frecuentes, a veces calificados de excesivos, en su papel de emisario comercial británico.
Sewell dijo que sentía que la imagen de Andrés de sí mismo “dependía de que la otra parte aceptara la idea de que él es el príncipe”.
“Para mantener la idea de sí mismo, necesita a alguien que le siga el juego”, dijo el actor británico, visto recientemente como el cónyuge de un embajador que hace travesuras en “The Diplomat” (“La diplomática”) en Netflix.
“Y la entrevista es el proceso por el cual este pez se encuentra fuera de su pecera, tragando aire, porque Emily Maitlis ni siquiera necesita ser grosera o agresiva, sólo necesita no aceptar su parte de ese contrato. Y de repente es una criatura que no puede recibir oxígeno”.
La recreación de la explosiva entrevista en el programa es notablemente tensa, incluso para los espectadores que han visto la entrevista real.
“Nos preparamos completamente por separado y no hubo ensayo”, dijo Anderson. “Así que cuando nos reunimos para filmar la entrevista, fue en nuestro primer día de trabajo juntos y comenzamos el día sentados, uno frente al otro, en esas sillas y las cámaras rodaron. Y entonces había tensión en sí misma”.
“Scoop” es el primero de dos dramas televisivos basados en la entrevista. La miniserie rival de Amazon “A Very Royal Scandal” se estrenará a finales de año, con Michael Sheen como Andrés y Ruth Wilson como Maitlis.
Anderson está orgullosa de que “Scoop” sea una historia con “cuatro protagonistas femeninas fuertes en el elenco”, que también incluye a Keeley Hawes como la secretaria privada de Andrew, Amanda Thirsk, y Romola Garai como la jefa de “Newsnight”, Esme Wren.
En cuanto a lo que el palacio puede aprender de ello, dijo: “Si esto nos dice algo, sería que la familia real nunca debería hacer una entrevista”.
“Pero en realidad”, agregó, “creo que lo que es sorprendente y lo que se destaca es la importancia del periodismo independiente, para hacer que la autoridad rinda cuentas y al menos intentar obtener alguna apariencia de la verdad”.