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La violencia policial del sábado en Nueva York tuvo respuesta en sólo 24 horas, con saqueos en la noche del domingo en las tiendas de moda del Soho y en múltiples establecimientos de electrónica y consumo de la Quinta Avenida, en una nueva jornada de disturbios y violencia callejera en la Gran Manzana.
Si bien durante el día las múltiples manifestaciones en contra del racismo por el caso George Floyd en los distritos de la Gran Manzana fueron pacíficas, grupos de jóvenes optaron por la violencia caída ya la noche, tanto en el Bajo Manhattan como, en menor medida, en el Barclays Center de Brooklyn.
Los manifestantes, que llegaron al Soho procedentes de Brooklyn a través del puente de Manhattan bajo la consigna "Black Lives Matter" (las vidas de los negros importan), saquearon y destrozaron los escaparates de tiendas de moda como las de Lululemon, Aldo, Balenciaga o Coach, y atravesaron Washington Square en dirección a la Quinta Avenida, en donde entraron para robar en tiendas de electrónica como Best By o de moda deportiva como The North Face.
Varios grupos de jóvenes, que dejaron un reguero de cristales rotos -se podía ver sangre en el suelo de los cortes-, también fueron quemando a su paso basuras, lanzando botellas, contenedores, rompieron las lunas de los coches patrulla que encontraban y ponían barricadas en las vías con vallas municipales para barrar el paso a la acción policial.
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No obstante, esta noche los agentes policiales, que ayer llegaron a detener a la hija del alcalde, tuvieron una actuación mucho más contenida que la víspera, cuando dos vehículos policiales llegaron a arrollar a numerosos manifestantes, generando una gran indignación entre los ciudadanos y en una parte del Partido Demócrata, que gobierna la ciudad y el estado de Nueva York.
Los manifestantes violentos, que saqueaban las tiendas para luego repartir los botines, y los que eran pacíficos se mezclaban constantemente, por lo que se podía oír a muchos jóvenes gritar a la policía "no me dispares" mientras otros corrían llevándose artículos de las tiendas tras destrozar sus escaparates.
El alcalde Bill de Blasio viene describiendo a estos saqueadores como "personas que llegaron a hacer violencia de manera sistemática y organizada". Denunció "una agenda explícita de violencia" entre algunos manifestantes del "movimiento anarquista" y, en general, dijo que la policía de Nueva York demostró una "moderación tremenda".
La policía de Nueva York ha informado de que desde las protestas del pasado viernes ha detenido a un total de 730 personas. Ayer, el día de los peores altercados, se produjeron 345 arrestos después de una noche caótica de protestas y saqueos en la ciudad de Nueva York por la muerte de George Floyd, que causó 33 policías heridos y 47 vehículos policiales dañados.
Nueva York vive días extraños, como otras grandes ciudades, pues después de ver reducida su actividad durante casi tres meses por la pandemia del coronavirus, ahora se enfrenta a la violencia callejera en respuesta a la violencia policial y al racismo que destilan muchas de sus actuaciones. No hay que olvidar que el coronavirus se ha cebado sobre todo con la comunidad afroamericana y latina, que ahora enfrentan el dolor del paro y la pobreza. Días duros en la Gran Manzana.
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