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El platillo más representativo de la cocina mexicana es quizás el taco. Algo que decidió reconocer con una sección propia la revista Texas Monthly, una de las más antiguas y de mayor circulación del estado de Texas, que nombró a José R. Ralat como el primer editor de EE.UU. de un departamento de tacos.
A pesar de haber nacido en Arecibo (Puerto Rico) y criado en varias ciudades de EE.UU., el ahora residente en Texas es todo un especialista en tacos, aunque entre sus funciones figuran también el escribir de otros manjares de la comida mexicana en sus crónicas, críticas gastronómicas y columnas semanales.
"Describir la cultura, la historia del platillo, sus ingredientes, el lugar donde los sirven y quiénes los preparan es también importante", dice Ralat en entrevista con Efe.
Pero prefiere visitar los lugares asignados de incógnito primero, sin avisar de su presencia para que exista objetividad y no haya consideraciones que alteren el producto que será materia para sus escritos.
Apreciar la manera en que se dedica a probar los platillos es una faena que no pasa desapercibida.
Utiliza los sentidos del gusto y el olfato al tiempo que cierra sus ojos y afila sus dedos empuñados en las tortillas de maíz o harina de trigo, según sea el caso.
Los pide de toda clase: tacos de carne de cerdo o de res cocida en manteca, con alguna salsa o crema especial picante.
A Ralat le incomoda que exista una concepción incompleta de lo que es el taco y lo que representa, a pesar de no ser ni mexicano ni nacido en el estado de Texas.
Su pasión por la comida de ese país nació en Nueva York, cuando empezó a salir con la que ahora es su esposa, nacida en Texas con raíces mexicanas.
Ella, dice Ralat, le preparaba unos deliciosos tacos de tortilla de harina con chorizo mexicano a los que les colocaba un chorro de queso americano durante los desayunos.
Fue entonces cuando se dio cuenta que tenía más que un gran afecto por los tacos. Sus estudios de poesía postmodernista quedaron a un lado y se concentró en su nueva obsesión: escribir sobre la buena comida mexicana.
Hizo sus primeras notas gastronómicas sobre los tacos para el ahora desaparecido New York Press.
En 2009, junto a su esposa y un hijo recién nacido, se mudó a Dallas (Texas) para empezar una nueva etapa en sus vidas y estar más cerca a la familia política.
A Ralat le ofrecieron escribir artículos en un blog de la revista mensual Dallas Observer.
"Era un neoyorquino sin licencia de conducir, así que me pareció un buen método para familiarizarme con mi nueva ciudad de los tacos", admite Ralat, quien por su condición de epiléptico prefiere no manejar un vehículo.
La idea era dar a conocer dónde se comen los mejores tacos de la ciudad, desplazándose con la ayuda del transporte público.
Al año, Ralat se independizó y empezó a viajar y a escribir exclusivamente sobre tacos.
Poco a poco empezó a coleccionar libros de cocina mexicana, entre ellos La Tacopedia, una enciclopedia básica sobre ese platillo que forma parte de su vasta biblioteca personal.
En 2015 fue invitado por el Texas Monthly para escribir un reportaje especial al que bautizaron "Las 120 clases de tacos que debes probar antes de morir".
"Fue en ese preciso momento en que llegó la oportunidad de visitar Ciudad de México", recuerda Ralat sobre la oportunidad que esperaba para que lo tomaran más en serio.
Y eso es lo que ha pasado. No solo lleva el título de ser el primer editor de una sección de tacos en una de las mejores revistas del país, sino que en abril publicará su libro en inglés "American Tacos: A History and Guide" (University of Texas Press, 2020), que ya está en preventa en las principales librerías del país.
En su libro relata con dinamismo y sentido práctico la evolución del taco en México y su proliferación y variaciones en Estados Unidos.
En la introducción de la obra, Ralat comenta que los mejores tacos que ha comido han sido en Memphis (Tennessee), Chicago (Illinois) y Kansas City (Missouri), y resalta que ningún otro platillo en Estados Unidos une a la gente como los tacos.
"He aprendido que los tacos son un regalo al que hay que apreciar y disfrutar con amigos y extraños", culmina Ralat, de 43 años.