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La temporada de influenza en Estados Unidos sigue empeorando.
Funcionarios de salud dijeron el viernes que el 7,5% de las visitas médicas ambulatorias de la semana pasada se debieron a enfermedades similares a la gripe. Eso es igual de elevado que el pico de la temporada de gripe 2017-2018 y más alto que cualquier temporada desde entonces.
La temporada anual de gripe invernal no suele arrancar sino hasta diciembre o enero, pero esta vez empezó pronto y se ha complicado por la propagación simultánea de otros virus.
La medida del tráfico en los consultorios médicos se basa en los informes de síntomas como la tos y el dolor de garganta, no en diagnósticos confirmados por el laboratorio. Por tanto, puede incluir otras enfermedades respiratorias.
Esto dificulta la comparación con las temporadas de gripe anteriores a la pandemia de COVID-19. En otros años tampoco se produjo una oleada inusualmente fuerte de VRS, o virus respiratorio sincital, como la de ahora. El VRS que es una causa común de síntomas similares a los del resfriado y puede ser grave para los bebés y los ancianos.
Mientras tanto, 44 estados del país reportaron una actividad de gripe alta o muy alta la semana pasada, según informaron el viernes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Es probable que haya habido una mayor propagación de los virus respiratorios durante las reuniones de Acción de Gracias y en los aeropuertos abarrotados, dicen los expertos.
La cepa de gripe dominante hasta ahora es la que suele asociarse con mayores tasas de hospitalización y muerte, sobre todo en personas de 65 años o más.
Los CDC calculan que se han producido al menos 78.000 hospitalizaciones y 4.500 muertes por gripe en lo que va de temporada. Entre las muertes se encuentran al menos 14 niños.