"Esta misa es un milagro que haya ocurrido", confiesa la mexicana Leticia Izquierdo, quien, a las puertas de la recién reconstruida Notre Dame de París, asistió este jueves a una multitudinaria ceremonia en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de México y de América Latina.
Cinco días más tarde de la majestuosa reapertura del templo, que estuvo cerca de quedar reducido a cenizas por el grave incendio de abril de 2019, un buen número de devotos y curiosos hispanohablantes llenaron la legendaria catedral.
Venida ex profeso desde el estado de Michoacán para asistir a la misa en honor a Guadalupe -que Notre Dame celebra desde los años 90-, Leticia tiene dificultades en traducir en palabras la emoción que siente.
"Para mí, la Virgen de Guadalupe es como mi madre, es muy bonito estar aquí para poder verlo", sostiene la devota, acompañada por otras tres amigas.
Con más de ocho siglos a sus espaldas, Notre Dame es uno de los templos más emblemáticos del cristianismo y su brutal incendio conmocionó al mundo creando una oleada de donaciones para su reconstrucción que alcanzaron los 850 millones de euros en poco tiempo.
Mientras Leticia tenía una invitación para entrar, tres veintañeras hispanohablantes cumplían una larga cola para entrar en la catedral.
Entre ellas, una chilena de la Patagonia asegura no sentirse intimidada por los 4 grados centígrados que hay que soportar haciendo fila en la fría tarde parisina. "En mi región son hasta menos 13", refiere.
La joven está de turismo y se ha decidido a venir al templo, no por motivos religiosos, sino simplemente por conocerlo, así como sus amigas la dominicana Asmeri y la italo-cubana Camila.
"Parece que la reforma que ha habido en la catedral la ha hecho ser menos gótica, ahora tiene más luminosidad", comenta a EFE Asmeri.
Ya dentro del resplandeciente templo, una multitud sacaba sus móviles para fotografiar o filmar el renacido monumento. Según informaron a EFE fuentes de la catedral, la misa atrajo a 2,300 personas, 1,500 de ellas sentadas.
Guadalupe Jiménez, una mexicana residente en París desde hace 14 años, fue una de las asistentes que presenció la ceremonia de pie, ataviada de un tradicional vestido mexicano.
La mujer reconoció sentirse una privilegiada por estar en Notre Dame y recordó cómo le había costado digerir el incendio.
La misa, pronunciada en español y en francés, contó con la participación de los curas mexicanos Ignacio Martínez, autor de la homilía, y Gabriel Arroyo. Martínez dedicó unas palabras de homenaje a las más de 200 víctimas mortales de la DANA en la región de Valencia.
Notre Dame, que cuenta con una capilla en honor a la también conocida como 'La Morenita del Tepeyac', acogió además actuaciones musicales mexicanas. La soprano Cristel Muñoz cantó 'Las Mañanitas' y 'La Guadalupana'.
Lourdes Toledo, también soprano mexicana, interpretó 'Flor Menudita' en la lengua amerindia náhuatl y, al final de la ceremonia, cantó a capela el Ave María de Schubert.
Una compañía de mariachis puso el punto y final a la ceremonia con una breve actuación en la capilla que rinde tributo a la Virgen de Guadalupe.
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