“Megan debería GANAR antes de hablar”, le dijo Donald Trump a Megan Rapinoe cuando la capitana de Estados Unidos afirmó que no iría a la Casa Blanca en caso de conquistar la Copa Mundial. Ahora, título en mano y elegida la mejor jugadora del torneo, Rapinoe quiere seguir esa conversación.
“Algunas críticas en público no le hacen mal a nadie”, expresó la mediocampista cuando miles de aficionados exigieron igualdad salarial para las jugadoras de fútbol tras la presentación del presidente de Francia Emmanuel Macron y del presidente de la FIFA Gianni Infantino durante la ceremonia de premiación. La paridad salarial con los hombres es una causa que promueve Rapinoe.
Un gol de penal anotado por Rapinoe encaminó la victoria 2-0 de Estados Unidos sobre Holanda en la final en Lyon. Fue su sexto gol del torneo, que combinado con tres pases de gol le dio a la mediocampista no solo el Balón de Oro a la mejor jugadora sino también el Botín de Oro a su máxima cañonera.
Rapinoe consiguió un aliado en su lucha por la igualdad durante el torneo: Macron.
El mandatario francés dijo que “hay que avanzar en esa dirección”, aludiendo a las demandas de mejor paga.
Luego de los últimos incrementos, las mujeres se repartirán 60 millones de dólares en su próximo mundial, el del 2023, mientras que los hombres recibirán 440 millones de dólares en el 2022.
Este año, el “botín” de las mujeres es de 30 millones.
En su condición de campeón, Estados Unidos cobrará 4 millones de dólares, el doble de lo que cobró hace cuatro años. Francia se alzó con 38 millones al ganar el mundial masculino en Moscú en julio del año pasado.
En la víspera de la final, Rapinoe dijo que la brecha en los ingresos era una falta de respeto hacia las mujeres.
Durante los festejos tras la final, Rapinoe se abstuvo de criticar a Infantino.
“Tenía una sonrisa socarrona”, comentó. “Él bien sabe lo que pasa. Dijo que tenemos que hablar, o algo por el estilo. Yo le dije, ‘me encantaría hacerlo’”.
Uno de los problemas que enfrenta el fútbol femenino es la falta de público. La final se jugó a estadio lleno en Lyon, con 58.000 espectadores. Pero esa es la excepción, no la norma.
Problemas con la distribución de entradas durante el mundial no ayudaron. Como tampoco la selección de sedes. La FIFA fue criticada por organizar partidos en ciudades como Niza y Montepellier y no en otras con más pasión por el fútbol.
“Se puede hacer mucho para popularizar el fútbol femenino y atraer a gente que no es necesariamente aficionada al fútbol, como hacen los hombres”, comentó Sarai Bareman, que dirige la división de fútbol de mujeres en la FIFA.
“Todos se preguntan qué va a pasar ahora”, dijo Rapinoe. “Hay que dejar de hablar. Debemos arremangarnos y ponernos a trabajar”.