La Organización Mundial de la Salud admitió este lunes que quizá "nunca haya una solución" para la covid-19, mientras Melbourne, la segunda mayor ciudad de Australia, comenzó un toque de queda de seis semanas para frenar el coronavirus que ha infectado a 18 millones de personas en todo el mundo.
La propagación del virus, del que han muerto hasta el momento cerca de 700.000 personas, se está acelerando, seis meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la emergencia mundial.
"No hay solución y quizás nunca la haya", declaró este lunes el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
"Los ensayos clínicos nos dan esperanza, pero esto no significa necesariamente que obtengamos una vacuna" eficaz, advirtió.
Mientras las cifras de contagiados y fallecidos siguen en aumento.
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Europa, con 210.576 muertos y 3.196.370 casos, es la región más devastada por la enfermedad, seguida de América Latina y el Caribe, que suma más de 201.000 fallecidos y supera los 4,9 millones de contagiados.
En Estados Unidos, una asesora de la Casa Blanca advirtió que el virus está "extraordinariamente extendido" en el país, el más castigado por la pandemia, con 4,6 millones de casos y unos 155.000 decesos.
"Lo que vemos ahora es distinto a lo de marzo y abril", dijo Deborah Brix, que dirige el grupo de trabajo sobre el virus de la presidencia estadounidense.
Países que parecían haber controlado la epidemia están sufriendo repuntes preocupantes, como España, Francia o Bélgica.
"El virus circula intensamente en nuestro territorio. Las cifras continúan subiendo", lamentó el lunes Frédérique Jacobs, una portavoz del centro de crisis de Bélgica.
El primer ministro francés, Jean Castex, instó este lunes a sus conciudadanos y al Estado a "no bajar la guardia" porque "el virus no está de vacaciones" y se trata de evitar un "reconfinamiento generalizado", explicó.
También es el caso de Australia, donde se han introducido nuevas restricciones en el estado de Victoria, a pesar de las duras consecuencias económicas que esto conlleva.
Las medidas incluyen un toque de queda nocturno en Melbourne durante las próximas seis semanas, y el cierre de los negocios y empresas no esenciales, así como una prohibición de bodas.
La ciudad había continuado registrando cientos de nuevos casos diarios, cuando en otros estados del país se documentaban muy pocos.
Filipinas anunció un nuevo confinamiento de dos semanas para más 27 millones de personas, incluida la capital Manila, después de que los contagios se hayan multiplicado por cinco, superando los 100.000.
En América Latina y el Caribe la pandemia no cesa. Brasil (94.104 muertos) y México (47.746) son los países más afectados de la región, seguidos de Perú (19.614), Colombia (10.650) y Chile (9.608).
Argentina, que el domingo anunció que había superado los 200.000 casos de covid-19, prohibió las reuniones sociales a partir de este lunes en todo el país, que ya registra 3.648 fallecidos.
Ante el aumento de contagios y el temor a saturar los hospitales, las autoridades habían suspendido la flexibilización paulatina del confinamiento, que estaba previsto este lunes en Buenos Aires y su periferia.
Bolivia, con más de 80.000 casos y 3.153 fallecidos, dio por terminado el domingo el año escolar, que debía extenderse hasta diciembre.
Más allá del coste humano, la pandemia ha provocado un hundimiento de la economía mundial y a la destrucción de millones de empleos.
Sin un tratamiento se reducen las posibilidades para contener la epidemia y detener las consecuencias económicas y las restricciones, impopulares en muchos lugares.
Las formas de luchar contra el virus, como la distancia social, cambió el modo de manejar grandes concentraciones, desde manifestaciones religiosas a eventos deportivos y culturales.
El festival anual de cerveza de Qingdao, en China, comenzó el viernes con una capacidad limitada al 30%. Aún así, muchos estaban felices de poder asistir.
"Ha pasado medio año desde la última vez que viajé", declaró Wang Hua, una turista, a la cadena CCTV. "Me siento feliz y relajada ahora mismo".
En España, muy dependiente del turismo y que lucha para reactivar su economía y contener los rebrotes, la isla de Ibiza, famosa por sus fiestas y bares, el gobierno permitió la apertura de clubes con una capacidad reducida a 300 personas o menos. Las grandes discotecas permanecerán cerradas.