El partido demócrata pasó de tener el año pasado una cantidad y diversidad récord de aspirantes a desafiar a Donald Trump a presenciar una competencia en la que solo quedan cinco candidatos.
En la cuenta regresiva para el supermartes, la principal parada de la carrera por la nominación presidencial en la que 14 estados deciden a quién apoyar, tres tiraron la toalla: el multimillonario y activista Tom Steyer; Pete Buttigieg, el primer precandidato abiertamente homosexual de un partido mayoritario en Estados Unidos; y la senadora centrista Amy Klobuchar.
De los que aún se mantienen en liza, tres son blancos y septuagenarios.
Sanders, de 78 años, terminó el sábado en segundo puesto, a mucha distancia de Joe Biden, en las primarias de Carolina del Sur, resultado que vigorizó al alicaído exvicepresidente y empañó el liderazgo del izquierdista luego de las tres primeras votaciones en Iowa, Nuevo Hampshire y Nevada.
Autoproclamado como un "socialista democrático", el ascenso del senador de Vermont ha generado preocupación entre los sectores moderados de su partido, quienes advierten que es un blanco fácil para Trump debido a sus políticas demasiado radicales.
"Se están poniendo nerviosos", dijo Sanders a su público en un acto de campaña el domingo en California.
En la antesala del supermartes, Sanders mantiene su impulso, según indican las encuestas de los dos mayores estados, California y Texas, donde encabeza las preferencias.
Trump, quien lo apodó "el loco Bernie" y lo ha tildado de "comunista", ha dicho que preferiría competir contra él.
El vicepresidente de Barack Obama se muestra orgulloso de la lealtad que se ha ganado de muchos votantes negros, lo que quedó confirmado con el apoyo que consiguió de ellos en Carolina del Sur.
Ese triunfo apaciguó una creciente preocupación por su actuación en los debates y sus pobres resultados en las tres primeras votaciones, que lo dejaron en seria desventaja respecto a Sanders.
Biden, de 77 años, alega ahora con credibilidad que es el centrista que puede derrotar a Sanders y unir bajo su liderazgo a votantes de ideologías diversas y orígenes socioeconómicos variados.
"El país está hambriento, hambriento por estar unido", dijo el lunes en Houston.
Michael Bloomberg, el multimillonario empresario de medios de comunicación estadounidenses, no participó en las cuatro primeras votaciones, y se medirá por primera vez con sus rivales en el supermartes.
El exalcalde de Nueva York, de 78 años, ha puesto el foco en California, donde están en juego el mayor número de delegados para la Convención Nacional Demócrata, y en otros estados codiciados como Virginia.
A pesar de su ingreso tardío a la competencia, Bloomberg es un rival de peso, impulsado por un vasto presupuesto de campaña, que él mismo financia con su fortuna personal. Lleva gastados unos 500 millones de dólares en publicidad, una cifra récord.
El candidato se presenta como el que más posibilidades tiene de derrotar a Trump.
Con resultados decepcionantes en las tres primeras votaciones, la senadora progresista intentó conseguir tracción con ataques efectivos contra Bloomberg en los dos últimos debates.
Pero Warren no logró revertir la tendencia en Carolina del Sur, donde la candidata de 70 años terminó en quinto lugar.
En una línea política cercana a la de Sanders, su postulación ha sufrido con el ascenso del septuagenario radical, y sus posibilidades parecen esfumarse.
Sin embargo, ha mantenido el compromiso con su campaña y ha pautado o tiene reservados espacios para avisos de televisión en al menos 11 estados que votarán luego del supermartes, entre los que se incluyen Florida, Michigan y Ohio, según la firma de rastreo publicitario Advertising Analytics.
Esta representante en el Congreso por el estado de Hawái nunca figuró entre los candidatos fuertes para la nominación, pero se ha mantenido en pie incluso sobre rivales que habían logrado mejores recaudaciones para sus campañas.
Gabbard, de 38 años, defiende una política exterior aislacionista y reclama el retiro de tropas de Estados Unidos de Irak y Siria.
En enero presentó una demanda por difamación contra la candidata presidencial demócrata de 2016, Hillary Clinton, quien dijo que Gabbard era un "activo ruso" con que el que Moscú buscaba dividir al electorado estadounidense y ayudar a Trump a ganar la reelección.