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Corea del Norte ha respondido a la suspensión parcial de un acuerdo militar bilateral anunciada el miércoles por el Sur lanzando un misil balístico que falló en pleno vuelo y anunciando que abandona de manera íntegra el mencionado pacto, originalmente pensado para reducir la tensión en las zonas fronterizas.
En un comunicado del Ministerio de Defensa Nacional publicado hoy por la agencia estatal KCNA, Pyongyang anuncia que su ejército "nunca volverá a estar sujeto al acuerdo militar Norte-Sur del 19 de septiembre" y que de manera "inmediata" retomará "todas las medidas militares que se habían suspendido virtud del acuerdo militar Norte-Sur".
El régimen replica así a la decisión de Seúl, que anunció en la víspera que suspende una cláusula del mencionado acuerdo para poder retomar operaciones de vigilancia militar en la frontera en respuesta al lanzamiento de un satélite espía realizado el martes por parte norcoreana.
A su vez, Pyongyang disparó a última hora del miércoles un "misil balístico de tipo desconocido en dirección al mar del Este (nombre que recibe el mar de Japón en las dos Coreas) que "se presume fallido", según informó en un comunicado el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano.
La suspensión del acuerdo militar de 2018, que reflejó el breve acercamiento que vivieron ambas Coreas hace un lustro y supuso un importante paso para reducir la tensión militar en zonas fronterizas, supone otro nuevo incremento en la escalada de tensión que vive actualmente la península.
"Cancelaremos las medidas militares tomadas para prevenir la tensión y los choque militares en todos los ámbitos, incluyendo el terrestre, el marítimo, el aéreo y demás, y desplegaremos a unas Fuerzas Armadas más poderosas y nuevos modelos de armamento en las zonas en torno a la Línea de Demarcación Militar (MDL)", que divide en dos la militarizada franja que divide ambos países, afirma el texto de KCNA.
El escrito acusa al Sur de haber convertido el acuerdo militar en "mero papel mojado" con sus "acciones intencionadas y provocativas".
El texto defiende el lanzamiento del satélite de reconocimiento norcoreano -condenado por buena parte de la comunidad internacional al ser una violación de sanciones de la ONU- como un "derecho a la autodefensa y un justo y legítimo ejercicio de soberanía" destinado a "vigilar con rigor y hacer frente a los diversos movimientos militares de los enemigos en la península de Corea, que cada día resultan más preocupantes".
Tras el fracaso de las negociaciones sobre desnuclearización con Washington en 2019, Pionyang aprobó un plan de modernización armamentístico -que incluye desplegar satélites militares y ha implicado la realización de infinidad de pruebas de misiles- además de rechazar el reinicio del diálogo y buscar un mayor acercamiento con Pekín y Moscú.
Mientras, Seúl y Washington han reforzado la cooperación militar con Tokio y fortalecido su mecanismo de disuasión desplegando cada vez con más frecuencia activos estratégicos estadounidenses en la península, como es el caso del portaaviones USS Carl Vinson, que llegó esta misma semana a Busan (al sureste de Seúl).