Los manifestantes contra las medidas sanitarias en Canadá se han convertido en los nuevos héroes de los conservadores y de los opositores a las restricciones en varios países, que toman a los camioneros canadienses como fuente de inspiración.
En Nueva York, cientos de empleados municipales se manifestaron el lunes contra la decisión de despedir a partir del viernes a quienes se nieguen a vacunarse contra el covid-19. Denuncian la "tiranía médica y la vacunación obligatoria", con una gran bandera canadiense.
La víspera, un centenar de camioneros se manifestaron en Alaska contra la vacunación obligatoria, en apoyo a sus colegas canadienses.
El "Convoy de la libertad", lanzado a finales de enero por camioneros canadienses contra la obligación de vacunarse para cruzar la frontera con Estados Unidos, se convirtió rápidamente en una protesta contra las medidas sanitarias en su conjunto en Canadá y, para algunos manifestantes, contra el gobierno de Justin Trudeau.
Cientos de camiones bloquean desde hace más de una semana el centro de la capital canadiense, Ottawa, donde el alcalde ha decretado el estado de emergencia para hacer frente al bloqueo.
La movilización ha recibido el apoyo de altos cargos conservadores estadounidenses, desde el senador de Texas Ted Cruz, que los califica de "héroes" y "patriotas", hasta el expresidente Donald Trump, pasando por el millonario Elon Musk.
Y hay llamamientos para extender la movilización a la capital estadounidense.
"El Convoy de la Libertad podría venir a Washington con camioneros estadounidenses que quieran protestar contra la política ridícula de Joe Biden sobre el covid-19", afirmó Trump.
La ola de protestas se ha extendido por el mundo, alimentada por corrientes populistas que denuncian los obstáculos a las libertades impuestos por las élites en el poder.
En Francia, una página de Facebook, también llamada "Convoy de la libertad" y seguida por más de 275.000 personas, llama a los opositores a las medidas sanitarias muy restrictivas impuestas por el gobierno a congregarse el domingo en París para asediar la capital.
A diferencia de Canadá, esta movilización no viene de los camioneros.
El movimiento está en la línea de los "chalecos amarillos", que antes de la pandemia denunciaban la precariedad y el alto costo de la vida.
Su objetivo: protestar contra la política del presidente Emmanuel Macron ocupando la vía pública. Fue resucitado por los antivacunas y los críticos con la forma en la que se gestionó la crisis.
Uno de los organizadores del convoy francés, Rémi Monde, califica el movimiento canadiense de "muy inspirador".
En Facebook denuncia "las restricciones" y "el pasaporte sanitario", pero también "el aumento del precio de la energía, el coste de la vida y el retroceso de (la edad) de la jubilación", reivindicaciones, estas últimas, que recuerdan a las de los "chalecos amarillos".
Monde insiste en que la movilización es "apolítica", a modo de crítica contra los líderes políticos, sobre todo de la extrema derecha, que intenten sacar partido del movimiento.
Otros grupos en las redes sociales también han llamado a la movilización en Bruselas, sede de la Unión Europea.
El movimiento ha llegado a Nueva Zelanda, donde un convoy de camiones y caravanas bloqueó el martes el barrio del Parlamento en la capital, Wellington, para protestar contra las medidas sanitarias vigentes, que figuran entre las más draconianas del mundo.
Cientos de vehículos, con mensajes como "devuélvannos nuestra libertad" y "coerción no es consentimiento", aparcaron en las calles cercanas al Parlamento. Varios manifestantes llevaban banderas canadienses en apoyo a los camioneros de Ottawa.
Según Stu Main, un habitante de Wellington, los manifestantes estiman que el gobierno no escucha sus preocupaciones.
La primera ministra Jacinda Ardern afirma que la mayoría de los neozelandeses apoya el programa de vacunación del gobierno, así como la obligatoriedad de vacunarse para algunas profesiones y la entrada en vigor de un pasaporte sanitario.
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