Las autoridades estadounidenses han imputado por varios cargos de distribución ilegal de sustancias controladas a un médico que se describía a sí mismo como "El Chapo de los Opioides".
La Fiscalía Federal del estado de Nueva Jersey acusa a Robert Delagente de haber facilitado calmantes y otras sustancias que solo se venden con receta a pacientes que no las necesitaban y de haber falsificado documentos médicos.
Según las autoridades, en conversaciones sobre esas actividades, Delagente se describía a sí mismo como "El Chapo de los Opioides" o "El Hombre de los Caramelos" (Candy Man, en inglés).
El hombre, de 45 años, ya había sido detenido el pasado mes de mayo acusado de haber violado leyes estatales, después de que dos exempleados denunciasen haber sido despedidos por no querer ser cómplices, según medios locales.
Delagente se declaró culpable el mes pasado ante las autoridades de Nueva Jersey de haber remitido varias reclamaciones fraudulentas a una aseguradora médica -por lo que está pendiente de sentencia- y ahora se enfrenta a varios cargos federales que podrían llevarle a prisión durante mucho tiempo.
Según los fiscales, el acusado podría recibir una pena máxima de 20 años de cárcel y una multa de un millón de dólares por cada uno de los tres cargos de distribución de sustancias controladas que pesan en su contra.
Además, se enfrenta a un máximo de otros 20 años de cárcel y a una multa de hasta 250 mil dólares por la acusación de falsificar documentos médicos.
Las autoridades señalan que, en varias ocasiones, el doctor prescribió sustancias controladas sin tan siquiera ver a los pacientes o discutir con ellos sus necesidades.
Además, permitía que los propios pacientes le solicitasen recetas por mensaje de texto, que él dejaba en la recepción de su consulta para que recogiesen.
La Fiscalía señala además que Delagente recetó peligrosas combinaciones de medicamentos a varios pacientes y que no supervisó posibles problemas de adicción a los opioides.
El abuso de este tipo de sustancias se ha convertido en una enorme crisis en Estados Unidos, donde según algunos cálculos mueren 175 personas al día por este problema