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Un grupo de líderes cristianos, hindúes, budistas y judíos solicitó a la cadena Starbucks que deje de cobrar más por las bebidas que usan sustancias veganas, alegando que esa práctica equivale a hacerles pagar un impuesto a las personas que han buscado alternativas a la leche de vaca y que han adoptado estilos de vida basados en el bienestar animal.
Las sucursales de Starbucks en Estados Unidos suelen cobrar 50 centavos de dólar adicionales por las bebidas hechas con “leches” vegetales.
En un comunicado publicado el viernes, una coalición interreligiosa dirigida por el activista hindú Rajan Zed, con sede en Nevada, presionó a la cadena de cafeterías para que deje de hacer los cargos adicionales, los cuales calificó de “poco éticos e injustos”.
“Una empresa de café no debe estar en el negocio de gravar a individuos que han optado por un estilo de vida basado en plantas”, sostuvo el comunicado de Zen, que también firmó el pastor episcopal Thomas W. Blake, el clérigo griego ortodoxo Stephen R. Karcher, el sacerdote budista Matthew Fisher y la rabí judía ElizaBeth Webb Beyer.
Los líderes religiosos mencionaron varios motivos por los que algunos clientes de Starbucks prefieren alternativas a los lácteos, incluidas restricciones alimentarias, cuestiones éticas, preocupaciones ambientales, intolerancia a la lactosa, alergia a los lácteos y preocupación por el bienestar animal.
Quienes quieren leche vegetal no deberían pagar más, afirmaron. Pidieron al director general de la empresa con sede en Seattle, Howard Schultz, y a la presidenta de la junta directiva, Mellody Hobson, suspender de inmediato el cobro adicional.
Starbucks no cobra por muchas “leches” que no son de vaca, incluidas las de soya, coco, almendra y avena, aunque sí hace un cargo adicional por bebidas personalizadas hechas en gran parte con estos substitutos, dijo a The Associated Press la vocera de la cadena Megan Adams.
No es la primera vez que el cobro adicional de Starbucks ha indignado a los consumidores. El jueves, el activista y actor James Cromwell usó pegamento en su mano para adherirla al mostrador de una franquicia de Starbucks en la ciudad de Nueva York en señal de protesta contra la práctica. Cromwell, de 81 años, usó después un cuchillo para poder despegarla. La policía informó que no se hicieron arrestos