El papa Francisco guarda desde el pasado viernes "reposo absoluto" en el hospital por una neumonía bilateral. La enfermedad, a sus 88 años, ha preocupado, pero el pontífice sigue ocupando su cargo, aunque sabedor de las opciones que tiene.

¿Cómo está? ¿Qué opina de una eventual renuncia? ¿Ha aludido a su muerte?

Estas son algunas claves de los escenarios de un papa anciano ante la enfermedad.

1) Francisco tiene las riendas:

El papa argentino sigue gobernando la Iglesia católica, aunque desde la planta décima del hospital Gemelli de Roma.

Es la cuarta vez que entra en este apartamento montado en el hospital por Juan Pablo II, quien, dados sus frecuentes ingresos, lo bautizó como 'Vaticano 3', tras el palacio de Castelgandolfo.

En estos doce años de pontificado, que cumplirá el 13 de marzo, a Jorge Mario Bergoglio le fue extirpada una parte del colon y se le operó de una hernia abdominal, pero también pasó por el Gemelli por la bronquitis que le asalta cada invierno.

La pasada noche ha sido "tranquila", por la mañana desayuna y lee algunos periódicos, pero pese a que debe guardar "reposo absoluto", también recibe a sus secretarios para seguir revisando documentos.

Ante la enfermedad, ha dejado clara su intención de no claudicar a la primera de cambio.

"Se gobierna con la cabeza, no con la rodilla", resumió, a su estilo, a raíz de unos problemas que le han obligado a usar silla de ruedas.

Sin ir más lejos, ayer firmó la salida del obispo canadiense de Baie-Comeau, Jean-Pierre Blais, acusado de abusos sexuales.

2) ¿Otra renuncia en el Vaticano?

Sin embargo, también ha respaldado públicamente la opción de seguir a su antecesor Benedicto XVI en 2013 y renunciar al trono de Pedro, una baza revolucionaria que no se producía desde tiempos de Gregorio XII (1406-1415).

En 2022, Francisco reveló en una entrevista con el periódico ABC que ya había firmado su renuncia en caso de "impedimento médico" y que se la había entregado al cardenal Tarcisio Bertone, antes mano derecha de Ratzinger pero hoy, a sus 90 años, sin cargos en la Curia Romana.

"Yo ya he firmado mi renuncia. Era Tarcisio Bertone el secretario de Estado. Yo la firmé y le dije: En caso de impedimento por cuestiones médicas o qué sé yo, acá está mi renuncia. Ya la tienen. No sé a quién se la habrá dado el cardenal Bertone", explicó.

No obstante, no ha especificado qué tipo de impedimento ni quién o como lo decidirá.

El Derecho Canónico aprueba que "si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie".

Benedicto XVI lo hizo públicamente, ante un consistorio para canonizar a unos mártires, y en latín.

3) Sin sustitutos del Papa en el Vaticano

Durante su convalecencia, los papas no tienen sustitutos. No es una presidencia, es un monarca absoluto. Su potestad, por canon, es "suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia" y debe "siempre ejercerla libremente".

Pero la legislación canónica no establece qué ocurriría en caso de que un pontífice entrara en un coma o de una enfermedad degenerativa que le impidiera seguir reinando.

En cuanto a la gestión diaria de la Iglesia católica, cuenta con la Curia Romana, que "por autoridad del mismo" está especializada en ministerios (dicasterios) o tribunales.

Bergoglio, durante su hospitalización, sí que ha delegado a otros colaboradores determinados actos, como las audiencias del Jubileo, que ha encargado al arzobispo Rino Fisichella.

Además carece de una mano derecha. Benedicto XVI tenía a monseñor Georg Gänswein o Wojtyla a Stanislaw Dziwisz.

4) En caso de defunción

Francisco sí que ha dejado por escrito cómo quiere que sea su funeral, más sencillo que en el pasado, fiel a su estilo austero, sin la exposición del cuerpo en un catafalco en la basílica de San Pedro, sino en un ataúd que ya no será triple como antes.

Además, ha dispuesto que sea sepultado en una capilla de la basílica romana de Santa María La Mayor, que custodia el icono 'Salus Populi Romani', del que es muy devoto, en vez de reposar en la cripta vaticana.

En caso de defunción, la Iglesia queda en "sede vacante" y será el cardenal 'camarlengo', actualmente el estadounidense Kevin Joseph Farrell, quien la administre hasta hallar un sucesor, tal y como dicta la Constitución Apostólica 'Universi Dominici gregis' (1996).

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