Un niño hondureño de ocho años murió ahogado al intentar cruzar el río Bravo hacia Texas en compañía de su familia a la altura de Piedras Negras, en el estado de Coahuila, la misma localidad mexicana donde falleció una migrante venezolana en similares circunstancias.
El Instituto Nacional de Migración indicó el jueves en un comunicado que "el menor permanecía en compañía de varias personas adultas sobre una pequeña isleta ubicada entre las fronteras de México y Estados Unidos pero no soportó el golpeteo del agua, la cual lo envolvió y mantuvo sumergido durante varios metros".
Cuando se recuperó su cuerpo fue imposible reanimarlo.
Los padres y la hermana del pequeño lograron llegar a la orilla estadounidense donde fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza y devueltos a México para el reconocimiento del cadáver.
El suceso tuvo lugar el miércoles, el mismo día que la agencia migratoria mexicana informó la muerte de una mujer venezolana en similares circunstancias.
En esa ocasión la migrante se adentró en el río con otras tres personas, dos de las cuales lograron cruzar y fueron detenidas por la Patrulla Fronteriza. La cuarta pudo regresar a suelo mexicano y fue atendida por hipotermia.
En otros puntos de la frontera mexicano-estadounidense como Ciudad Juárez, vecina de El Paso, ha sido habitual ver a migrantes lanzarse al río pese a la tormenta de frío y nieve que azota a la región.
En los últimos meses han aumentado los cruces ilegales de migrantes hacia Estados Unidos. Según los datos de la Patrulla Fronteriza, de octubre a enero hubo más interceptaciones de migrantes que en el mismo periodo de los tres años previos.
En algunos casos, el intento de migrar acabó en desenlaces fatales. El suceso de mayor gravedad ocurrido este año fue el asesinato de 19 personas a finales de enero, 16 de ellas migrantes guatemaltecos, que fueron baleados y calcinados en el municipio de Camargo, en el estado de Tamaulipas, fronterizo con Texas. Una docena de policías estatales están detenidos y acusados de homicidio por este caso.
La fiscalía del estado informó el miércoles por la noche en un comunicado que había concluido la identificación de los 16 migrantes, todos procedentes de Comitancillo, una localidad del norte de Guatemala.
Cuando se encontraron los cadáveres, los familiares en Comitancillo fueron los primeros en alertar que sus seres queridos estaban entre los fallecidos porque uno de los traficantes se puso en contacto con ellos para advertirles.
Las autoridades no ofrecieron fechas para la eventual repatriación de los cuerpos pero mantienen reuniones con representantes del gobierno de Guatemala para arreglar esos preparativos que todavía podrían prolongarse semanas.
Otras dos de las víctimas eran mexicanos aparentemente vinculados con el tráfico de migrantes, según la fiscalía. El cadáver número 19 sigue sin identificar. “No hay coincidencia con ninguna de las muestras que han enviado familias guatemaltecas o las que dieron familias mexicanas”, indicó la fiscalía en un breve mensaje a AP.
Aunque la actual administración de Joe Biden ha tomado distintas decisiones en favor de los migrantes y para revertir las medidas de su antecesor en materia de asilo, Estados Unidos sigue devolviendo a México de forma expedita a muchos migrantes tal y como acordó con México desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.