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La controversia sobre la hidroxicloroquina, en el plano político, ha servido para tensar aún más las relaciones entre el presidente Donald Trump y la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, quien el lunes por la noche consideró que "no es una buena idea" que Trump tome el medicamento.

"Preferiría que él no estuviera tomando algo que no ha sido aprobado por los científicos, especialmente dado su grupo de edad y, lo que digamos que es su grupo de peso, obesidad mórbida", señaló Pelosi en la cadena CNN.

Sus comentarios provocaron el enfado del mandatario, que tiene 73 años y pesaba unos 110 kilos, de acuerdo a un informe publicado en febrero de 2019 por su médico personal y cuyos datos lo situaban al borde de la obesidad, pero no sirven para clasificarlo como obeso mórbido.

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Preguntado este martes por la prensa, Trump al principio se resistió a contestar a la líder demócrata por considerar que "era una pérdida de tiempo"; pero, cinco minutos más tarde, no pudo contenerse y soltó: "Pelosi es una mujer enferma, ella tiene muchos problemas, tiene muchos problemas mentales".

Trump y Pelosi mantienen una relación hostil, pero su enfrentamiento se había detenido durante la pandemia para ayudar a la economía del país.

EE.UU. sigue siendo el mayor foco del mundo de la pandemia con más de 1,5 millones de casos y al menos 91.000 muertes, de acuerdo a la Universidad Johns Hopkins.

Trump seguirá tomando hidroxicloroquina por "curiosidad" pese a las críticas

El presidente Trump, dijo este martes que seguirá tomando hidroxicloroquina porque siente "curiosidad" por sus efectos y porque, asegura, ofrece un "nivel adicional de seguridad" frente al COVID-19, una idea que ha generado críticas de la oposición demócrata.

"Creo que da un nivel adicional de seguridad, pero pueden preguntar a muchos doctores, a los trabajadores que están en primera línea, muchos no irán sin la hidroxicloroquina", manifestó el mandatario en declaraciones a la prensa después de reunirse con legisladores republicanos en el Congreso.

Trump consideró que la hidroxicloroquina tiene una "gran reputación" y apuntó que si él fuera otra persona, la gente no le criticaría, sino que diría "¡Caramba! ¿No es eso inteligente?".

Más tarde, en la Casa Blanca, el presidente alabó la hidroxicloroquina por ser "asequible" y "costar apenas unos peniques", al mismo tiempo que, como ha hecho desde hace meses, exaltó sus "grandes" virtudes para tratar la malaria, el lupus o la artritis severa.

El lunes Trump reveló que, desde hace un par de semanas, toma a diario hidroxicloroquina y zinc de manera preventiva, aunque asegura que no tiene síntomas del COVID-19.

Hoy explicó que la decisión de tomar el medicamento está relacionada con el reciente brote de coronavirus en la Casa Blanca, donde dieron positivo un ayudante del propio presidente y la portavoz de prensa del vicepresidente de EE.UU., Mike Pence.

A diferencia del mandatario, Pence este martes aclaró que él no está tomando hidroxicloroquina por consejo de su médico.

TRUMP TIENE "CURIOSIDAD" SOBRE LOS EFECTOS DEL MEDICAMENTO

Mientras, Trump afirmó que seguirá tomando el medicamento durante más tiempo y garantizó que no ha notado "ningún impacto" en su organismo.

"Creo que merece la pena como una línea extra de defensa y planeo seguir tomándola durante un poco más de tiempo. Tengo mucha curiosidad", reconoció el presidente, al tiempo que sostuvo que la hidroxicloroquina es una "un medicamento muy potente, pero no hace daño".

Coincidiendo con las declaraciones de Trump, el director de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), Stephen Hahn, emitió un comunicado en el que suavizó su postura sobre la hidroxicloroquina al considerar que tomarla es "en última instancia" una decisión entre médicos y pacientes.

Sus palabras suponen un giro respecto a las advertencias que hizo la FDA a finales de abril, cuando pidió a los estadounidenses que no tomaran hidroxicloroquina fuera de un hospital o un ensayo clínico, por el riesgo de desarrollar arritmias cardíacas.

En abril, el presidente ya provocó una gran polémica al sugerir que la luz ultravioleta y las inyecciones con desinfectante podrían ser un tratamiento efectivo contra el coronavirus, lo que ocasionó un aumento de las personas intoxicadas en EE.UU. por exposición a productos químicos.

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