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La considerada la mayor peregrinación católica de México y América Latina, que se celebra en el día de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, regresó el lunes a la capital mexicana sin restricciones por primera vez desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
En los últimos dos años la peregrinación, que se extiende durante varios días de diciembre, había sido cancelada o restringida debido a que el número masivo de fieles representaba un alto riesgo de contagio del coronavirus.
Durante los días más oscuros de la pandemia, en 2020, la Basílica de la Ciudad de México donde se conserva la más venerada imagen de la virgen a la que se conoce como la “Guadalupana” o “La Morenita”, permaneció cerrada por completo durante cuatro días, algo que no se había visto en décadas.
En 2021 sí estuvo abierta pero a los peregrinos que vienen no sólo de distintos puntos del país sino también del extranjero no se les permitió dormir en la explanada que rodea el templo como suele ser tradicional.
Este año, a primera hora del lunes, el patio exterior de la basílica retomó su imagen tradicional, inundado por un mar de tiendas de campaña.
Muchos devotos no quisieron perderse uno de los momentos más emotivos de la celebración, la misa de medianoche en la que, en el primer minuto del 12 de diciembre, se le canta a la Guadalupana “Las Mañanitas”, la tradicional canción de cumpleaños mexicana.
Cada año cientos de miles de personas acuden a la basílica a pie, en bicicleta o en autobús, muchos cargando enormes imágenes o esculturas de la virgen y en ocasiones recorriendo los últimos metros de rodillas o haciendo algún otro tipo de sacrifició que ofrencen a la Guadalupana para pedir o agradecer favores.
El gobierno de Ciudad de México calcula que unas 3,1 millones de personas han visitado el santuario en los últimos días.
El rector de la basílica, Salvador Martínez, celebró en un comunicado la recuperación de la “normalidad” e invitó a la gente a visitar el santuario pero “evitando grandes aglomeraciones”.
Pero no fue posible. Esas buenas intenciones se esfumaron en un mar de fieles.
Desde el siglo XVI, el Cerro del Tepeyac -donde los católicos creen que se apareció la virgen y el lugar en el que se levantó la actual iglesia- ha sido un punto de peregrinaje para millones de personas puesto que la Guadalupana no sólo es patrona de México sino de toda América Latina.
El templo alberga una imagen que, según los creyentes, quedó milagrosamente impresa en un manto del campesino indígena Juan Diego en 1531.
Hasta el año de la pandemia sólo se recordaban cierres de 1926 a 1929, durante la guerra en la que el Estado persiguió activamente a la Iglesia católica, y en los años 70 por los trabajos de construcción de su actual sede.
La celebración también tiene lugar en ciudades y comunidades de México donde proliferan las fiestas, las peregrinaciones y los espectáculos con cohetes y fuegos artificiales.
Precisamente en uno de estos actos, en una localidad al noreste de Ciudad de México, explotó el domingo por la noche un camión que transportaba fuegos artificiales hiriendo a un número indeterminado de personas.
No hubo un recuento oficial de heridos del accidente ocurrido en la localidad de Nopaltepec pero las fotografías publicadas por los bomberos voluntarios de la cercana localidad de San Martín de los Pirámides mostraban los restos quemados y retorcidos de la camioneta en una calle.