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Miles de manifestantes arroparon este jueves en Nueva York al hermano de George Floyd, el hombre afroamericano muerto a manos de la Policía en Mineápolis (Minesota), en una nueva jornada de grandes protestas en la ciudad para exigir justicia.
Al grito de “¡no estás solo!”, unas 5.000 personas recibieron en un acto a Terrence Floyd, hermano de la víctima y residente del distrito neoyorquino de Brooklyn, que tomó la palabra para agradecer a la muchedumbre su solidaridad y su movilización.
La concentración, impulsada por organizaciones de la comunidad afroamericana y a la que asistieron muchos políticos locales, coincidió con la celebración en Mineápolis del funeral de George Floyd y estuvo seguida de una marcha a través del puente de Brooklyn, rumbo a Manhattan.
“Estoy orgulloso de sus protestas”, dijo su hermano menor a los manifestantes, a quienes insistió en la importancia de que las reivindicaciones sean pacíficas, asegurando que la destrucción que se ha visto en algunos noches es algo que no gusta a su familia.
El nombre de George Floyd resonó una y otra vez en la plaza de Brooklyn en la que se celebró el acto, una zona flanqueada por varios tribunales que han visto pasar algunos de los casos más sonados de los últimos años, entre ellos el del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Frente a esas cortes, los congregados reclamaron precisamente “justicia”, advirtiendo de que sin ella “no habrá paz”, en el que fue el otro cántico que dominó la concentración.
ABUCHEOS PARA EL ALCALDE
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, quiso sumarse al acto en recuerdo de Floyd, pero terminó por pasar un mal rato entre fuertes abucheos.
Muchos de los presentes no perdonaron al regidor la actuación de la Policía, que la noche anterior había cargado con dureza en ese mismo lugar contra manifestantes que desafiaban el toque de queda impuesto para frenar los disturbios y saqueos que se produjeron durante varias noches.
En la noche del miércoles al jueves hubo unos 280 arrestos, a pesar de que apenas se vieron incidentes violentos.
A De Blasio, un demócrata del ala más progresista del partido, le habían llovido en días anteriores las críticas desde el otro lado, por no emplearse con más dureza para controlar los destrozos.
“Vamos a lograr un cambio pacífico en esta ciudad de una vez por todas”, aseguraba el alcalde, cuya voz apenas se oía entre los gritos de muchos manifestantes, que le reclamaban recortar el presupuesto de la Policía.
Mientras, decenas de personas se concentraban cerca de su residencia oficial, Gracie Mansion, en el Upper East Side, pese a una gran presencia policial.
“¿Dónde está el alcalde?”, coreaba a primera hora de la tarde, hincando la rodilla en el suelo, un grupo de manifestantes que se fue nutriendo poco a poco de cara a una vigilia solemne programada poco antes de caer el sol.
SE EXIGEN CAMBIOS
En Brooklyn, de entre todos los políticos que hablaron, los aplausos más fuertes se los llevó el defensor del pueblo de Nueva York, Jumaane Williams, afroamericano y una figura emergente en el panorama local, que arremetió contra el propio De Blasio y el gobernador, Andrew Cuomo, por preocuparse más por “proteger las propiedades” que “las vidas de los negros”.
“Tenemos el presidente equivocado, tenemos el gobernador equivocado y tenemos el alcalde equivocado para los tiempos que estamos viviendo”, dijo Williams, que urgió a los manifestantes a mantener la presión.
La fiscal general de Nueva York, Letitia James, también llamó a no decaer: "todos los cambios en este país han empezado con los jóvenes, no con los políticos", recordó.
En la concentración, como en las protestas de días anteriores, los jóvenes eran mayoría, pero en esta ocasión también podían verse familias y personas de más edad.
“Yo estoy muy esperanzada. Creo que con tanta gente involucrada, de distintas razas, algo puede cambiar esta vez”, explicó a Efe Jocelyn Murphy, una neoyorquina con años de experiencia en las movilizaciones contra el racismo.
MÁS PROTESTAS PACÍFICAS
Por la tarde había otras decenas de protestas pacíficas alrededor de la ciudad, como una que partió del World Trade Center y cruzó el puente de Brooklyn, levantando las manos y gritando “no disparen”, entre un fuerte dispositivo de policías que se mantuvo contenido.
Con el puente cortado al tráfico, manifestantes se sentaron en el suelo en una plaza aledaña, como Elise y Jenna, dos jóvenes neoyorquinas blancas que portaban banderas estadounidenses además de carteles con el lema de "Black Lives Matter" ("Las vidas negras importan").
“No ha habido justicia para todos durante demasiado tiempo, la brutalidad policial no puede continuar. Es momento de unirnos”, dijo Elise a Efe.
Otras protestas recorrieron las principales arterias de Manhattan, donde además se vio a miembros de los Ángeles Guardianes, un grupo de voluntarios locales de prevención del crimen, con sus características boinas rojas.
En Union Square concurrió una de las más festivas de la jornada, con tambores y palmas marcados por el ritmo latino, y donde volvieron a verse carteles reinvindicativos, gestos de solidaridad y convivencia entre manifestantes y policía.
Entre la multitud, una escritora dominicana llamada Carmen Rivera entregaba poemas inspirados por las situaciones de George Floyd, Breonna Taylor o Eric Garner.
“No hace falta ser negro o afroamericano para sentir el dolor. No podemos seguir así, no somos animales salvajes”, dijo a Efe, ofreciendo una creación que concluye “¿cuándo podremos vivir sin miedo?” EFE