Las primeras horas de este 26 de septiembre se registraron seis microsismos que pusieron en alerta a la Ciudad de México, pero a diferencia de otros sismos originados normalmente en Guerrero o Oaxaca, estos movimientos tuvieron epicentro en la ciudad por lo que no sonó la alerta.
De acuerdo con los informes, los seis movimientos telúricos, de magnitud 2.5, 4.1, 2.0, 1.0, 1.0, 1.5 y 2.4 grados en escala Richter, tuvieron epicentro entre las delegaciones Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
Estos microsismos se sintieron como sacudidas rápidas, lo que puso en alerta a la ciudadanía a pesar de su baja intensidad y falta de alerta sísmica, pero...
“Los microsismos son pequeñas rupturas en el interior de la tierra, cercanas a la superficie de la Tierra”, dice Víctor Manuel Cruz, jefe del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM.
“En este caso a unos cuatro o cinco kilómetros de profundidad y no son inusuales en la región de la cuenca del Valle de México”, agregó.
Los microsismos ocurren ocasionalmente en la Ciudad de México y Zona Metropolitana con magnitudes no superiores a 3.8 grados en escala Richter, por lo general presentan aceleraciones que los hacen perceptibles sólo en las zonas cercanas al epicentro.
“Que se dé a una magnitud de 2.5 supone una ruptura de una falla arqueológica con una dimensión, más o menos, de 200 metros por 200 metros en una décima de segundo, la ruptura, el deslizamiento que sufre la falla, es algo muy pequeño que no supone ningún peligro y es normal”.
Expertos de la UNAM agregan que las fallas debajo de la Ciudad de México, producidas por la interacción del suelo lacustre y volcánico de la Franja Trasnsvolcánica transmexicana, con el Popocatepetl, e Iztaccihuatl y el Nevado de Toluca, “son las responsables de los microsismos”.
Con estos microsismos no se activan las alertas sísmicas, ya que el sistema está diseñado para alertar de sismos lejanos, dicen los expertos en sismos de la Red ECOS, del Sistema Sismológico Nacional (SSN), el Instituto de Geofísica de la UNAM y del Centro Nacional de Prevenciones de Desastres (CENAPRED).
“La Ciudad de México actualmente está monitoreada a través de una red de más de 170 estaciones de riesgo sísmico que transmiten datos en tiempo real hasta las instalaciones del SSN y del Instituto de Ingeniería, permitiendo el registro de sismos en toda la ciudad”.
Según explica el jefe del Servicio Sismológico Nacional, Arturo Iglesias Mendoza, los microsismos tienen pocas probabilidades de generar riesgos a la población, en especial porque son “fenómenos naturales de baja intensidad” que no se generan con “excavaciones de obras o la explotación de mantos acuíferos” que deterioren el suelo o lo reblandezcan.
Recientemente se dio a conocer que existe una falla geológica en el poniente de la CDMX la que podría estar causando los microsismos en la Ciudad, específicamente en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón.
La Coordinación de Ingeniería Sismológica y la Unidad de Instrumentación Sísmica (UIS) del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hallaron una falla geológica nombrada Plateros-Mixcoac, misma que ha sido monitoreada desde los últimos dos años, y que ha ocasionado varios microsismos al poniente de la ciudad.
“Una vez reubicados algunos de los sismos y teniendo presente que los daños ocurrieron más cerca de los nuevos epicentros hicimos un recorrido por la zona cercana a los mismos. Con sorpresa, encontramos una grieta de poco más de un kilómetro de longitud que cruza casi ininterrumpidamente la zona de Mixcoac”, dijeron los especialistas en el informe Rompecabezas de la Sismicidad del Poniente de la Ciudad de México.