El Gobierno de México conmemoró este lunes el primer aniversario de la masacre de latinos en un Walmart de El Paso (Texas) reivindicando que fue un acto de "terrorismo" supremacista dado que el responsable, Patrick Crusius, confesó que quería matar el máximo número de mexicanos posible.
"Debemos seguir adelante en foros multilaterales para desarrollar una narrativa de que estas doctrinas son grupos terroristas y hay que tomar acciones más allá", expresó el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard durante un evento virtual con la representación diplomática de México en Estados Unidos.
El canciller aseguró que gracias a la "batalla cultural" y diplomática de México se logró que la OEA y la UNESCO adoptaran resoluciones de condena que tachan de "terrorismo" el asesinato de 23 personas, de las cuales 8 eran mexicanas, en uno de los mayores ataques contra la comunidad latina de Estados Unidos.
"El hecho de que se haya calificado lo ocurrido en El Paso como terrorismo es un hito en la política mexicana. Al principio hubo una reacción de que se trataba de un hecho aislado pero México siempre sostuvo que viene vinculado a una doctrina", relató Ebrard.
Según el canciller, esta calificación abre una "situación cualitativamente diferente" ya que permite exigir a los países que "tomen medidas preventivas", como vetar a los grupos que mantienen un discurso de odio.
"No podemos permitir que esta doctrina y sus allegados puedan transitar tranquilamente si no las comparamos con otras formaciones políticas que han sido proscritas. ¿Por qué los nazis están proscritos en Estados Unidos y estos grupos supremacistas no, si su propuesta es un genocidio?", expresó Ebrard.
El 3 de agosto de 2019, Patrick Crusius, de 21 años de edad, mató a tiros a 23 personas e hirió a otras 22 en un Walmart de la fronteriza ciudad El Paso, al que acuden a comprar muchos mexicanos de Ciudad Juárez, al otro lado de la frontera.
Crucius ha declarado que buscó disparar contra "mexicanos" y ha sido encausado por hasta 90 cargos federales y estatales. El pasado 28 de abril los fiscales anunciaron que pedirán la pena de muerte después de la muerte de una víctima que pasó nueve meses en el hospital.
Ebrard recordó este lunes que dos días después de la matanza viajó a El Paso, donde una mujer que perdió a sus padres le pidió que esos hechos no quedaran en vano ni se olvidaran.
Desde entonces, el Gobierno de México ha mantenido varios encuentros con las autoridades estadounidenses, como el fiscal federal, William Barr, para obtener acceso pleno a la información sobre las investigaciones llevadas a cabo.
El canciller también sugirió el año pasado al fiscal general mexicano, Alejandro Gertz Manero, solicitar la extradición de Crucius a México, aunque esto no se ha llevado a cabo.
A raíz del ataque, México pidió a Estados Unidos un mayor control del comercio de armas en ese país y está estudiando tomar acciones legales contra quienes vendieron las armas al atacante.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, atribuyó entonces el ataque a la "xenofobia y el racismo", y su homólogo estadounidense, Donald Trump, condenó "el fanatismo y el supremacismo blanco".
ACTOS CONMEMORATIVOS
Líderes y organizaciones de El Paso han iniciado diversos actos y memoriales en honor a las 23 víctimas mortales de la matanza.
Marcado por la pandemia del coronavirus, que desde el fin de semana ha obligado a que muchos homenajes y vigilias se desarrollen de forma virtual, los actos no tendrán la solemnidad que los familiares de las víctimas deseaban.
Se desveló una placa para honrar a las víctimas en las inmediaciones del consulado mexicano en El Paso y está prevista la iluminación de un camino con 23 farolas.
"Con una herida que sigue cicatrizando, El Paso y Ciudad Juárez representan aún la compleja interacción que nuestros países viven; una realidad más allá de las fronteras pues nos une mucho más que la geografía", expresó Roberto Velasco, director general para América del Norte de la Cancillería mexicana, presente en El Paso.
A través de Twitter, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que el atacante "se equivocó" al creer que "su odio a los latinos y a los migrantes sería más poderoso que la cultura de la comunidad".