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Al menos 86 grandes incendios forestales están activos este lunes en el oeste de Estados Unidos, alimentados por las elevadas temperaturas y la extrema sequedad del terreno, lo que ha obligado a las autoridades estadounidenses a desplegar más de 22.000 bomberos en 12 estados.
El Centro Nacional contra Incendios de Estados Unidos (NIFC por sus siglas en inglés), advirtió que los dos próximos días el oeste del país estará bajo condiciones meteorológicas de extremo calor que dificultarán las tareas de control de los incendios.
Las altas presiones que se han asentado sobre la zona de la Gran Cuenca, que cubre parte de los estados de Nevada, Utah, California, Oregón, Idaho y Wyoming, moverán masas de aire seco hacia el norte, añadió NIFC.
No se espera que las condiciones mejoren hasta el martes, cuando está previsto que la alerta de temperaturas extremas sea cancelada en Montana, Oregón e Idaho.
Pero NIFC también advirtió que se esperan intensas tormentas torrenciales en el suroeste del país que podrían causar inundaciones en Arizona, la zona oeste de Nuevo México, el sur de Utah y el sur de Colorado.
En California, el incendio Dixie, el mayor del estado, a unos 200 kilómetros al norte de Sacramento, ya ha consumido 780 kilómetros cuadrados de terreno y solo está contenido en un 21 %, según los últimos datos de la agencia contraincendios Cal Fire.
En las últimas horas, el incendio ha crecido en 56 kilómetros cuadrados.
Más de 5.000 bomberos están batallando las llamas de Dixie que se inició el pasado 14 de julio y que ha forzado numerosas evacuaciones tras destruir al menos 16 estructuras.
Mientras, en Oregón el incendio Bootleg sigue activo y ha consumido 1.654 kilómetros cuadrados de terreno. Las autoridades han señalado que 2.216 bomberos están combatiendo las llamas que están contenidas en un 46 %.
Según los datos de NIFC, los 86 grandes incendios que están activos en el país han quemado 6.063 kilómetros cuadrados de terreno.
En lo que va de año, Estados Unidos ha padecido 36.467 incendios que han arrasado 11.211 kilómetros cuadrados, la cifra más elevada de fuegos desde 2017.