Contrariamente a España, donde los niños no pueden salir de casa, otros países de Europa otorgan cierta libertad a sus menores para airearse en medio de la pandemia, aunque sean un vector de transmisión privilegiado del nuevo coronavirus.
Los siguientes son los distintos tipos de medidas que aplican sobre los menores, de las más generosas a las estrictas.
En Islandia no están confinados y las escuelas elementales están abiertas. Las secundarias y universidades reabrirán el 4 de mayo.
Las escuelas también siguen funcionando en Suecia, donde se aplican medidas de distancia social, mientras secundarias y universidades no tienen fecha para retomar las actividades.
En el resto de Europa, los establecimientos educativos están cerrados. Y solo en algunos países se ha evocado una fecha para reabrir, como en Dinamarca, donde las escuelas primarias y maternales tenían previsto recibir niños a partir de este miércoles.
Noruega reabrirá sus guarderías el 20 de abril y una parte de sus escuelas el 17.
Luxemburgo fijó la fecha del 4 de mayo para abrir tanto guarderías como escuelas. Grecia prevé permitir el regreso de los escolares el 10 de mayo y Estonia el 15 de ese mes. Francia lo haría progresivamente a partir del 11 de mayo.
A falta de contacto con sus compañeros de clase, los niños pueden en muchos países dar paseos o hacer ejercicio, al menos en familia. Pero las restricciones varían, frecuentemente en función de la edad.
Los países nórdicos, los más liberales, fijan un número máximo para reuniones, tanto si se trata de adultos como de menores: no más de diez personas en Finlandia y Dinamarca, cinco o menos en Noruega.
En Polonia o Bosnia, los menores de 18 años solo pueden salir si van acompañados. En Macedonia del Norte, solo pueden estar en la calle entre las 13H00 y las 15H00. En Serbia rige un toque de queda a partir de las 17H00 entre semana y de la medianoche los fines de semana. En Montenegro, los menores de doce años tienen que salir acompañados.
Italia, el país europeo donde la COVID-19 ha dejado más muertos, permite que salgan acompañados con uno de los dos padres. Francia exige salir con una declaración jurada, firmada por los padres en el caso de los menores.
España, el país más estricto, mantiene el encierro para todos los niños, que ni siquiera disfrutan de las únicas excepciones para los adultos: salir para trabajar si no puede hacerse desde la casa, comprar comida o alimentos o pasear brevemente al perro.