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Estados Unidos recomendó este martes la suspensión del uso de la vacuna contra la covid-19 de Johnson & Johnson (J&J), un suero similar a los tradicionales que, al igual que el de AstraZeneca, emplea una tecnología diferente a los de Pfizer y Moderna.
La pausa se produce después de que las autoridades sanitarias estadounidenses detectaran seis casos adversos en seis vacunadas de entre 18 y 48 años, de las que una murió y otra se encuentra grave, tras haber desarrollado un tipo raro de trombosis cerebral.
Hasta ahora, EU ha concedido autorización para uso de emergencia a los preparados contra la covid de Pfizer y Moderna, que requieren de dos dosis, y al de J&J, que es monodosis, mientras que AstraZeneca todavía no ha solicitado el permiso.
La de J&J no ha sido la única vacuna cuya administración se ha suspendido en el mundo, ya que varios países también han detenido el uso del suero de AstraZeneca después de detectar casos de trombos.
UNA VACUNA FÁCIL DE DISTRIBUIR Y DE ALMACENAR
La de J&J es como una vacuna tradicional, más fácil de distribuir y de almacenar que las basadas en ARN mensajero, como las de Pfizer y Moderna.
Esto se debe a que J&J, al igual que AstraZeneca, usó una tecnología sobre la que los científicos llevan trabajando desde hace décadas: un virus denominado adenovirus.
Los adenovirus son virus comunes que provocan enfermedades como el resfriado o la gripe.
La vacuna de J&J utiliza un adenovirus desactivado que manda instrucciones al cuerpo de la persona vacunada para combatir la covid-19. Este virus no tiene nada que ver con el coronavirus y no se puede replicar ni causar una infección viral en el vacunado.
El virus SARS-CoV-2, que origina la covid-19, cuenta con proteínas que emplea para entrar en las células: Esas sustancias son denominadas proteínas en pico por su forma y son el objetivo de las vacunas y de los tratamientos para la enfermedad.
La vacuna de J&J toma las instrucciones genéticas del virus para construir proteínas en pico, pero, a diferencia de los preparados de Pfizer y de Moderna, que almacenan esos datos genéticos en ARN monocatenario, es decir, de cadena sencilla, este suero usa ADN bicatenario (de doble cadena).
UN ADENOVIRUS MODIFICADO QUE NO SE REPLICA
Lo que los investigadores de J&J hicieron fue añadir el gen para la proteína en punta del coronavirus a un adenovirus modificado con el fin de que entrara en las células sin replicarse dentro o desarrollar la enfermedad.
Los científicos llevan décadas investigando las vacunas basadas en adenovirus.
De hecho, J&J ha desarrollado una vacuna contra el ébola basada en adenovirus y está llevando a cabo experimentos para lograr sueros contra enfermedades como el zika y el sida.
Las vacunas de adenovirus tienen más resistencia que las de ARN mensajero, ya que el ADN no es tan frágil, y la capa de proteína que recubre dicho virus desactivado ayuda a proteger el material genético de su interior.
Esto permite que el preparado de J&J pueda conservarse en frío hasta tres meses a temperaturas de entre 36 y 45 grados Fahrenheit (2 y 8 grados Celsius), a diferencia de las de Moderna y Pfizer que requieren de temperaturas extremadamente bajas para su almacenaje.
LA EFICACIA DE LA VACUNA DE JOHNSON & JOHNSON
En el caso de sus vacunas, Pfizer y Moderna emplean ARN mensajero, que es una especie de código que la vacuna entrega a las células. Dicho código sirve como un manual de instrucciones para que el sistema inmune del vacunado aprenda a reconocer el coronavirus y lo ataque.
Los ensayos clínicos dieron un eficacia de la vacuna de J&J del 66 % en la prevención de la enfermedad moderada o grave en la Fase 3 de una prueba clínica en EE.UU. y del 85 % en los casos más graves.
La de Pfizer es efectiva en el 95 % de los casos, con una respuesta similar (94 %) en casos de personas mayores de 65 años. Moderna ha presentado en EE.UU. resultados de efectividad del 94,5 %.
La vacuna de J&J ha sido autorizada en EU, la Unión Europea y otros países.
Janssen Pharmaceutica, una división de Johnson & Johnson con sede en Bélgica, desarrolló la vacuna en colaboración con el israelí Beth Israel Deaconess Medical Center.