La Reserva Federal estadounidense (Fed, banco central), anunció este miércoles la cuarta alza consecutiva de sus tasas de interés, en 0,75 puntos porcentuales, para llevarlas a 2,25-2,50%, y prevé continuar este movimiento ante una inflación "demasiado alta".
"Los recientes indicadores de gastos (de consumo) y producción se moderaron. Pero la creación de empleo siguió robusta en los últimos meses, y la tasa de desempleo sigue baja", resumió el banco central al anunciar su decisión sobre los tipos de interés, en un comunicado publicado al final de la reunión de su comité de política monetaria (FOMC) iniciada el martes.
Con la inflación en máximos en 40 años, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió incluso que el organismo podría anunciar otra alza de tasas "inusualmente grande" en su próxima reunión
La inflación en Estados Unidos alcanzó 9.1% en doce meses a junio, "demasiado alta" a criterio de Powell.
La de este miércoles es la cuarta alza consecutiva de las tasas directrices del organismo: un cuarto de punto fue lo que subieron en marzo, medio punto en mayo, y tres cuartos de punto porcentual en junio, hasta entonces el mayor incremento desde 1994.
Hace dos años, para enfrentar la pandemia, la Fed llevó sus tasas prácticamente a cero para fomentar el consumo y la inversión. Ahora, busca el efecto opuesto: enfriar una poco la economía para mitigar las presiones inflacionarias.
El FOMC "anticipa que nuevos incrementos de tasas directrices serán apropiados", precisa el comunicado, en el que señala que el organismo permanece "muy atento" a los riesgos inflacionarios.
La decisión de este miércoles fue adoptada unánimemente por los 12 integrantes del FOMC con derecho a voto, en una reunión que por primera vez desde 2013 tuvo a todos los miembros de este organismo de la Fed reunidos, sin faltas.
El presidente Joe Biden está pagando el costo político del aumento de los precios, que el mandatario achaca principalmente a la guerra de Rusia en Ucrania que ha disparado los precios mundiales de alimentos y energía.
Biden, con índices de aprobación muy bajos, apoya a la Fed en su batalla para sofocar la inflación, e insiste en que la economía estadounidense evitará una recesión, que se define técnicamente como dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad económica.
Powell y otros dirigentes de la Fed han dejado claro sin embargo que están dispuestos a arriesgarse a una recesión y que seguirán subiendo las tasas de interés hasta que vean evidencias claras de que la inflación converge a la meta de 2% del banco central, un rango considerado sano para la economía.
Los economistas afirman que este ha sido el ciclo de endurecimiento más agresivo de la Fed desde la década de 1980, cuando la estanflación -estancamiento de la economía con inflación por aumento de precios y salarios- paralizó a la economía estadounidense.
El reto del banco central es sofocar la inflación antes de que se afiance peligrosamente.
Aunque precios como los de la vivienda tocan nuevos récords, hay indicios de que el ritmo de aumento ha empezado a moderarse.
Los precios mundiales del petróleo se moderan también. Y el precio de la gasolina en los surtidores de Estados Unidos -un termómetro sensible para el ánimo de los consumidores estadounidenses- bajó 69 centavos desde el récord de algo más de 5 dólares el galón (3,78 litros) a mediados de junio.
En tanto, el mercado de trabajo se mantiene fuerte, la demanda de los consumidores no ha caído drásticamente y las encuestas muestran que las expectativas de inflación para los meses venideros han comenzado a bajar.
Los responsables de la política monetaria quieren un "aterrizaje suave", que frene la inflación sin provocar una recesión, pero los economistas advierten que el camino para lograrlo se estrecha y que sería fácil excederse de ser muy agresivo el ajuste de tipos de interés.
La Fed hace un delicado equilibrio para tratar de contener la inflación, y al mismo tiempo no llevar a la mayor economía mundial a una recesión.
Para Powell, la economía estadounidense puede evitar ese escenario recesivo, moderando la inflación y "manteniendo a la vez un mercado laboral sólido".
El PIB del primer trimestre se contrajo un 1,6%, y se prevé que el jueves se publique la primera lectura del periodo abril-junio con un crecimiento modesto, pero muchos economistas esperan un retroceso.