La exesposa de fue llamada el miércoles a testificar en el juicio federal que se le sigue al hijo del presidente Joe Biden por posesión de arma, mientras los fiscales buscan mostrar las profundidades de su adicción que, afirman, persistía cuando llenó un formulario para adquirir un arma de fuego.

Hunter Biden y Kathleen Buhle estuvieron casados por cerca de 20 años. Tienen tres hijos y se divorciaron en 2006, cuando la infidelidad y el abuso de drogas de él fueron demasiado, según sus memorias, “If We Break” (Si rompemos), acerca de la disolución de su matrimonio.

Buhle testificó que descubrió que su esposo consumía drogas cuando halló una pipa para fumar crack en un cenicero en el porche de su casa, el 3 de julio de 2015, un día después de su aniversario. Cuando lo confrontó, “admitió fumar crack”, dijo.

Aún antes de hallar la pipa, Buhle sospechaba que Hunter consumía drogas debido a que antes había sido expulsado de la Armada tras dar positivo al consumo de cocaína.

Definitivamente, estaba preocupada y asustada”, dijo.

Ella es uno de los varios familiares y amigos de Biden que se espera que testifiquen en un juicio que ha destapado detalles de los errores y el uso de drogas de Hunter Biden, en un momento en que la elección presidencial de 2024 está cada vez más próxima, y a los aliados les preocupa el costo que tendrá para el presidente, quien está profundamente preocupado por la salud y la sobriedad de su único hijo vivo.

Los fiscales afirman que el testimonio es necesario para mostrar el estado mental de Hunter Biden cuando adquirió el arma.

La primera dama, Jill Biden, acudió al tribunal por tercer día consecutivo para apoyar a Hunter, antes de viajar a Francia para reunirse con el presidente Joe Biden, que está en Europa para conmemorar el aniversario del Día D. Ella salió del tribunal al mediodía.

Hunter Biden está acusado de tres delitos graves derivados de la compra de un arma de fuego en octubre de 2018: mentir a un vendedor de armas con licencia federal, hacer una falsa declaración en la solicitud al decir que no usaba drogas y conservar ilegalmente el arma durante 11 días.

Buhle, que fue citada a comparecer, permaneció en el estrado por unos 20 minutos. Habló sin ninguna emoción mientras detallaba cómo registraba cerca de una docena de veces el auto de su esposo en busca de drogas siempre que sus hijos iban a bordo.

El jurado también escuchó el testimonio de una antigua novia, que subió al estrado tras garantizársele su inmunidad.

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