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"Diana siempre será recordada, pero estoy seguro que ella continuará su legado", confiesa Keith Lowing, un jubilado londinense, sobre el nombramiento de la nueva princesa de Gales, Kate, la primera desde la muerte de la popular Lady Di hace 25 años.
Keith y su esposa Kathleen descansan en esta gris mañana en un banco en los jardines del Palacio de Kensington, el que fuera el hogar de Diana y de sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique, que tuvo con el nuevo rey Carlos III.
Los británicos viven una nueva era. Su reina durante 70 años, Isabel II, murió el jueves dando paso a su hijo Carlos, pero su ascensión vino acompañada de otro simbólico cambio: la llegada de la primera princesa de Gales desde la muerte de Diana en 1997.
Diana es una figura venerada. Sus revelaciones sobre el romance de Carlos con Camila, sobre sus propias aventuras amorosas y sobre la aptitud de reinar del ahora monarca en una extraordinaria entrevista de 1995 permanecieron en la memoria colectiva.
Su trágica muerte en un accidente el 31 de agosto de 1997 en París y la reticencia inicial de Isabel II a suspender sus vacaciones en Balmoral para regresar a Londres acabaron de consagrarla en el corazón de los británicos y acrecentaron su fama mundial.
"Diana fue una princesa muy importante y fue muy querida por el pueblo. No representa tanto a la Corona como al pueblo. Diana marcó mucho", aseguró a la AFP María Aragón, una turista española de 21 años, frente al Palacio de Kensington.
No muy lejos del memorial erigido para Diana en 2021, Rebecca Brunswig, una turista estadounidense de 74 años, recuerda sus "numerosas visitas humanitarias", su compromiso con los "enfermos de sida" y su "maravillosa compasión por los menos afortunados".
El título de princesa de Gales se otorga a la esposa del heredero de la corona británica y su labor actual se centra principalmente en causas sociales. Antes de Diana, que lo modernizó, la última en ostentarlo fue María de Teck, en la primera década del siglo XX.
Rápidamente, surgieron dudas sobre si Kate, de 40 años y plebeya antes de conocer a Guillermo, estará a la altura de su difunta suegra. Una fuente de palacio indicó a la prensa que "apreciaba la historia vinculada a este papel", pero que trazaría "su propio camino".
Kate, involucrada con el desarrollo en los primeros años de vida, lanzó en julio de 2021 el Centro de la Fundación Real para la Primera Infancia.
Los ciudadanos interrogados por la AFP no tienen dudas en que la esposa de Guillermo "hará un buen trabajo como princesa de Gales" y como "embajadora", en palabras de Val Bennett, una jubilada de 75 años residente en Saint Albans, al norte de Londres.
"Es una princesa increíble y estoy impaciente de verla como reina. Creo que es muy elegante, hermosa y representa muy bien a la monarquía desde el comienzo", asegura Selma White, una abogada de 40 años: "Amo a Diana, pero también amo a Kate", agrega.
Las críticas a su inexperiencia en las buenas maneras de la realeza acompañaron la llegada de Kate Middelton a la familia real tras casarse con Guillermo en 2011, pero se convirtió en un modelo por su aplomo e imagen de familia feliz.
Su popularidad ya estaba asentada cuando su cuñada, la exactriz estadounidense Meghan Markle, la acusó de haberle hecho llorar, durante una explosiva entrevista en 2021 con Oprah Winfrey, que distanció todavía más a los hijos de Diana.
El experto en realeza Richard Fitzwilliams desechó en el diario The Guardian que se acabe comparando a Kate con Diana, "porque Kate no es Camila". Cuando se casó en 2005 con el entonces príncipe de Gales, Carlos, Camila no recibió el título de princesa de Gales, muy asociado a Diana.
Kate, el miembro más popular de la familia real con un 68% de aprobación y solo por detrás de la difunta reina (75%) según un sondeo de YouGov en primavera, podría representar además un salvavidas de popularidad para una familia real encabezada por Carlos y Camila, menos populares.
"El foco está ahora en Guillermo y Kate, (...) trabajando junto a nuestro nuevo rey y reina consorte", indicó en la cadena Channel 4 Ed Owens, experto de la familia real, para quien Carlos III necesita a su hijo en una monarquía sin Isabel II.
Robert Hazell, experto constitucional en la University College London, asegura así a la AFP que Kate puede convertirse en privado en una asesora de su esposo y, en público, podría ayudar a mantener la popularidad de la realeza "entre los más jóvenes", más desencantados con la institución monárquica.