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Ya son al menos 57 los fallecidos por el fuerte terremoto de magnitud 7,6 que golpeó el lunes la costa occidental del centro de Japón, informaron este miércoles Gobiernos locales, mientras continúan llegando reportes de nuevos daños y los equipos de rescate batallan para encontrar supervivientes.
En localidades como Wajima, Noto o Suzu, todas cerca del epicentro, los Ayuntamientos aún están tratando de cuantificar edificios y estructuras derrumbadas.
En la última de ellas "en torno al 90 % de las casas ha quedado total o parcialmente destruido", según indicó el alcalde, Masuhiro Izumiya, en declaraciones que recoge la agencia Kyodo.
Wajima y Suzu concentran, de hecho, 24 y 24 fallecidos, respectivamente, y el número total de heridos graves en toda la región suma ya 22.
El terremoto provocó a su vez un gran incendio en la primera de estas localidades, pero los bomberos han logrado finalmente controlar las llamas, según el Gobierno de la prefectura de Ishikawa, la más afectada por el temblor.
Dos días después del sismo, aún es difícil conocer el alcance total de los daños debido a la cantidad de escombros, zanjas o levantamientos de tierra que bloquean calles y carreteras.
Según la Autoridad de Información Geoespacial japonesa se han detectado levantamientos de tierra en Wajima de hasta cuatro metros y de hasta uno en Suzu.
A su vez, el tiempo no acompaña hoy en la región más afectada debido a las lluvias, y la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ha advertido que incluso precipitaciones escasas pueden incrementar el riesgo de que se produzcan corrimientos de tierra.
Según los últimos datos publicados el martes al respecto, más de 57.000 personas continuaban evacuadas en las prefectuas de Ishikawa y Niigata, mientras que un millar de efectivos de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) participaban en labores de rescate y asistencia.
El terremoto que golpeó la península de Noto -una zona en la que se sabe que hay fallas activas- el lunes, tuvo su epicentro a 30 kilómetros al noreste de Wajima y alcanzó el nivel 7 en la escala cerrada de 7 japonesa, que se centra en el poder destructivo del temblor.
El nivel 7 describe una vibración del suelo que hace imposible permanecer de pie.
Este terremoto, el más devastador en Japón desde el de 2016 en la prefectura de Kumamoto (que dejó más de 200 muertos), es el primero de nivel 7 en registrarse en el país desde 2018, cuando un seísmo alcanzó el nivel 7 en la isla de Hokkaido.
Sin embargo, ese temblor no provocó grandes daños al producirse en una zona muy escasamente poblada del país.
El terremoto del lunes obligó además a activar la alerta por tsunami en buena parte de las costas del archipiélago durante casi un día entero, aunque las subidas del nivel del mar registradas afortunadamente no produjeron daños importantes.