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El segundo juicio político, conocido en Estados Unidos como "impeachment", al expresidente Donald Trump arrancó este martes en un Senado totalmente dividido, por lo que difícilmente será condenado por su responsabilidad en el asalto al Capitolio.
Los 100 senadores ejercerán como jurado para valorar la acusación de "incitación a la insurrección" por la irrupción de una turba de sus seguidores en el Capitolio, que dejó 5 muertos.
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Los abogados de Trump insisten en que su representado no es culpable del único cargo de “incitación a la insurrección” y que sólo utilizó figuras retóricas en sus combativas palabras cuando llamó a la multitud en un mitin a “pelear como demonios” por su presidencia.
El asalto al Palacio Legislativo del 6 de enero conmocionó al mundo, que presenció cómo los insurrectos allanaban el edificio intentando detener la certificación de la victoria del presidente electo, Joe Biden.
El juicio político a cargo de los senadores comenzará con un debate seguido de votación sobre si es constitucionalmente lícito juzgar a un expresidente, un argumento atractivo para los republicanos ávidos por absolver a Trump sin dar la impresión de que condonan su conducta.
Los fiscales de la cámara argumentarán que no hay una “excepción de enero” a las medidas de un presidente días antes de dejar el cargo y que el juicio tiene numerosos precedentes, de acuerdo con colaboradores al tanto de los argumentos y que los divulgaron antes del inicio bajo la condición de anonimato.
Parece improbable que se llame a algún testigo, en parte porque los propios senadores que harán de jurado y que tuvieron que huir para ponerse a salvo, verán videos explícitos grabados ese día. Trump, atrincherado en su club de Mar-a-Lago en Florida, ha rechazado una petición de que declare.
Trump, el primer presidente en ser juzgado tras abandonar el cargo, y el primero en pasar por dos juicios políticos por delitos e infracciones graves durante su mandato, sigue desafiando las normas civiles y tradiciones del país incluso en la derrota. Las medidas de seguridad en el Capitolio siguen siendo sumamente estrictas.
Es probable que resulte absuelto, pero el juicio pondrá a prueba la actitud de la nación frente a esa clase de poder presidencial, la determinación de los demócratas al juzgarlo y la lealtad de sus aliados republicanos en si defensa.
“Cuando trate de comprender un segundo juicio a Trump, la población debe tener en cuenta que Donald Trump fue el primer presidente de la historia en negarse a aceptar su derrota”, dijo Timothy Naftali, profesor clínico asociado de la Universidad de Nueva York y experto en la saga de impugnación de Richard Nixon, que terminó con la renuncia de Nixon, en lugar de un juicio político.
“Este juicio es una forma de tener esa difícil conversación nacional sobre la diferencia entre la disidencia y la insurrección”, dijo Naftali.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo el lunes que Biden estará ocupado con las tareas de la presidencia y no pasará mucho tiempo viendo el proceso televisado. “Se lo dejará a sus colegas en el Senado”, dijo.
En sus documentos previos, los abogados del expresidente atacaron varios aspectos de la acusación y tacharon el proceso de “teatro político” en la misma sala del Senado que invadió la turba.
El juicio comenzará el martes con un debate y una votación sobre si la Constitución admite procesar al expresidente, un argumento que podría atraer a republicanos que quieren votar para absolver a Trump sin que parezca que están aceptando su comportamiento.
Según un acuerdo entre el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el líder republicano, Mitch McConnell, los alegato iniciales comenzarán el miércoles a mediodía y cada bando tendrá hasta 16 horas para hacer su presentación.
Después habrá horas para deliberaciones, testigos y alegatos finales. El juicio podría continuar durante el fin de semana y hasta la semana que viene.