El huracán Milton se dirige a Florida y se prevé que afecte a cientos de miles de inmigrantes que no hablan inglés, la mayoría de ellos latinoamericanos que se dedican a cosechar naranjas y tomates en los campos del corredor de la autopista I-4 del estado, a lavar platos en los restaurantes, a limpiar habitaciones de hotel y a la construcción.
Para los hispanohablantes y un pequeño número de refugiados africanos, sus nuevas vidas en Estados Unidos ya eran una lucha diaria debido a la barrera del idioma y a la falta de recursos.
Ahora, Milton ha convertido esos obstáculos en cuestiones de vida o muerte.
Florida alberga a por lo menos 4,8 millones de inmigrantes, de acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew. Orlando y Tampa son las áreas metropolitanas con la mayor cantidad de migrantes después de Miami, la mayoría de ellos procedentes de países latinoamericanos como México y Venezuela.
En el centro de Florida, la mayoría de los migrantes trabajan en el sector hotelero, la construcción y la agricultura, pizcando fresas y moras, así como tomates y naranjas. Muchas de las personas recién llegadas no tienen acceso a un televisor o a internet y no saben cuál es la mejor forma para encontrar información sobre Milton, el poderoso huracán que hizo que las autoridades estatales y locales ordenaran evacuaciones en las zonas donde vive la mayoría de estos migrantes.
Aproximadamente 250.000 mexicanos viven en la región que se pronostica sea azotada por el huracán Milton, y muchos temen abandonar sus casas rodantes, o ser deportados.
“Hay resistencia a moverse” a un refugio, dijo Juan Sabines Guerrero, cónsul general de México en Orlando. “No hay tiempo para pensarlo”, añadió.
Sabines comentó que las autoridades locales le han garantizado al personal consular que “no van a preguntar la situación migratoria”.
Guerrero y su personal han hecho varias entrevistas con estaciones de radio hispanohablantes de la región y publicaron en redes sociales un mapa interactivo sobre refugios en la zona. También tienen canales de WhatsApp y una línea de teléfono de emergencia.
Los defensores de inmigrantes y funcionarios consulares han tratado de acercarse a las localidades de Tampa, Orlando y del centro de Florida para ayudar con los planes de evacuación y otros preparativos. Están compartiendo información en español, francés e idiomas africanos, y realizando llamadas, enviando mensajes de texto y compartiendo publicaciones en las redes sociales con información sobre refugios, evacuaciones y sitios para recoger sacos de arena, alimentos, agua y gasolina.
“En situaciones como las de un huracán que son emergencias, tampoco es fácil encontrar la información en español”, señaló Jessica Ramírez, coordinadora general de la Asociación de Trabajadores Agrícolas, que atiende a más de 10.000 inmigrantes.
Las organizaciones no gubernamentales como la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida, la Coalición de Inmigrantes de Florida y el Hope CommUnity Center han estado traduciendo información de las autoridades estatales y locales, y compartiéndola en español en grupos de WhatsApp, Facebook y canales de redes sociales.
Al igual que otras organizaciones que trabajan con familias latinas de bajos recursos de la zona, han recibido cientos de llamadas de inmigrantes hispanohablantes que no pueden encontrar información en su idioma y no entienden el inglés, en las que les piden detalles sobre la tormenta.
Lupita Lara vive cerca de Orlando con su familia y tiene un hijo de 23 años de edad con necesidades especiales que requiere de un respirador para poder dormir por las noches. Trató de enviar una solicitud en internet para pedir un espacio en el refugio de necesidades especiales, pero tuvo dificultades técnicas y después de tres horas decidió llamar a la Asociación de Trabajadores Agrícolas.
“Necesitaba que me ayudaran”, dijo Lara, de 47 años, que llegó a Estados Unidos desde México y habla principalmente español y necesitó de un angloparlante para llamar a la oficina del refugio. “No tienen personas que hablen español cuando uno llama”, comentó, hablando sobre algunas de las oficinas del condado de Orange.
Un activista de la Asociación de Trabajadores Agrícolas hizo una llamada entre tres personas y ayudó a traducir la conversación. La oficina del refugio confirmó que habían recibido su solicitud, pero le dijeron que no tiene ningún espacio garantizado, señaló Lara. Ahora necesita ir a uno de los refugios y ver si tienen espacio.
“El problema es que la gente tiene miedo de llamar a las autoridades, así que nos llaman a nosotros”, dijo Felipe Souza-Lazaballet, director ejecutivo del Hope CommUnity Center. “Por eso estamos coordinando toda esta información”.
Los defensores de migrantes comentaron a la AP que otros problemas que ven es la falta de recursos económicos para comprar alimentos, agua o suministros y el miedo entre la población que carece de documentación para residir legalmente en el país.
En 2023, Florida aprobó una de las leyes migratorias más estrictas de Estados Unidos. Tipifica como delito la entrada en el estado de personas sin estatus legal permanente, invalida cualquier identificación del gobierno estadounidense que pudieran tener e impide a los gobiernos locales proporcionarles carnés de identificación. Los hospitales de Florida que reciben Medicaid deben preguntar a los pacientes por su situación migratoria y las empresas que emplean a 25 o más personas deben verificar el estatus migratorio de sus trabajadores.
Algunos defensores de migrantes comentaron a la AP el miércoles que los inmigrantes temen que si acuden a un refugio podrían ser deportados. Tienen el mismo miedo si solicitan comida o sacos de arena para proteger sus casas, incluso cuando las autoridades y los propios defensores han dicho que no les pedirán ninguna identificación.
También temen que si evacúan y se van a otro estado, no podrán volver debido a la ley de Florida que impone penas por transportar inmigrantes sin autorización legal.
“La gente vive a diario con mucho miedo a la deportación o a cosas peores, por lo que estos temores se acentúan en épocas de catástrofes, cuando aumenta la vulnerabilidad”, dijo Dominique O'Connor, organizadora de justicia climática en la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida.
O'Connor dijo que algunos refugios y sitios que proporcionan sacos de arena están pidiendo un documento de identidad, y hay algunos militares o policías bienintencionados que reparten agua, lo que resulta “muy intimidatorio” para los inmigrantes.
Las agencias que trabajan con el gobierno federal para acomodar refugiados colocaron a unas 200 familias de la República Democrática del Congo, Ruanda, Burundi, Kenia, Nigeria y otros países africanos en el área metropolitana de Tampa. Ha sido casi imposible para ellos encontrar información sin la ayuda de alguien que se los traduzca al francés, al suajili, al kinyarwanda, al árabe o a otros idiomas que hablan los refugiados.
Muchos de los que viven en apartamentos económicos en Tampa, Sarasota y St. Petersburg no tienen un medio de transporte y no saben adónde ir.
“Son los más vulnerables”, señaló Pierre Uwimana, organizador de refugiados en la Coalición de Inmigrantes de Florida, que ha estado trabajando con algunos de los líderes de los refugiados para traducir información sobre la tormenta y las evacuaciones.
Las pocas familias con automóviles han llevado a otros a los refugios. Algunos han llamado a la policía para que los lleven, dijo Uwimana.
“Están evacuando. Es algo a lo que no están acostumbrados”, comentó. “Están muy asustados”.