La costa de México en el mar Caribe se preparaba el miércoles para la llegada del huracán Grace, evacuando algunos hoteles pequeños, abriendo albergues y suspendiendo el servicio de ferry hacia la isla de Cozumel mientras el meteoro se dirigía hacia el corazón de la industria turística de la nación.
Se tenía previsto que Grace toque tierra firme el jueves antes del amanecer entre la isla de Cozumel y Tulum, un destino conocido por sus hoteles económicos y vibrante vida nocturna. Carlos Joaquín González, gobernador del estado de Quintana Roo —donde se encuentran dichas localidades_, dijo que las autoridades evacuarían los hoteles de la zona que no están construidos para soportar huracanes y pidió que se suspendiera la venta de alcohol en la región a partir de las 5 p.m.
Grace tenía vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora (80 millas por hora) el miércoles por la tarde y se dirigía al oeste-noroeste a 26 km/h (16 mph), de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC por sus siglas en inglés). El vórtice de la tormenta se ubicaba a unos 400 kilómetros (250 millas) al este de Tulum.
El NHC dijo que existe la posibilidad de que Grace, actualmente un huracán de categoría 1, adquiera más fuerza antes de tocar tierra.
En la avenida principal de Tulum, los turistas portaban impermeables de plástico mientras caminaban entre charcos. En la playa, la marea subía y los bañistas eran golpeados la arena que volaba a causa del viento.
Soldados y marinos armados vigilaban las calles de Tulum a bordo de camionetas.
Los negocios empezaron a tapiar sus ventanas y empezaban a hacerse filas en las tiendas de alimentos de personas que adquirían productos básicos.
“Estamos tomando precauciones, haciendo algunas compras, como de leche, azúcar, agua y galletas, porque no sabemos hasta cuándo debemos estar encerrados”, comentó Adamaris García, un ama de casa de 21 años de edad que estaba en una fila de decenas de personas en una tienda pequeña.
Mientras tanto, los turistas se preocupaban por un día perdido en la playa durante sus vacaciones.
“Para uno como turista es muy negativo este huracán, porque todos tenemos actividades programadas para ciertos días y que a uno se las cancelen pues nos daña las vacaciones”, señaló Keny Sifuentes, un colombiano de 19 años.
Hacia el norte, en Cancún, los pescadores alejaban sus botes de la orilla del agua como medida de prevención.
“El año pasado los agarró así (sin prepararse) porque las informaciones que dan a veces no son correctas y a veces las aguantamos”, comentó el pescador Carlos Canché González.
Las autoridades estatales dijeron que hasta la semana pasada, la región albergaba a unos 130,000 turistas y que los hoteles estaban ocupados a más de la mitad de su capacidad a pesar de la pandemia de coronavirus.