Homófobos, racistas y hasta pedófilos. En estos tiempos de lo políticamente incorrecto, que en Estados Unidos alcanzaron su punto álgido con la victoria electoral de Donald Trump, una oleada de polémicos candidatos rehúsa morderse la lengua de cara a las próximas elecciones legislativas de noviembre.
"Muchas personas están cansadas de la corrección política y de verse constreñidas por ella. La gente prefiere a un intruso que no tiene nada que perder y que desea decir aquello que está en la mente de muchos", explicaba hace unos días el candidato independiente Nathan Larson en una entrevista concedida al diario Huffington Post.
A sus 37 años, Larson aspira a un escaño en el Congreso por el estado de Virginia, a pesar del sonoro fracaso que cosechó cuando se postuló a la Cámara baja estatal hace diez años y, sobre todo, al hecho de haber cumplido condena por haber amenazado de muerte en 2009 al entonces presidente, Barack Obama.
Sin embargo, es muy probable que sus aspiraciones políticas se vean más lastradas por sus inquietantes intenciones de cara al futuro que por ese oscuro episodio de su pasado.
Larson, que es padre de una niña, no tuvo problemas en reconocer a los periodistas que él era el principal responsable de una serie de foros de internet cuya finalidad era dar consejos a pederastas.
Asimismo, recomendaba a todos aquellos que se sientan atraídos por los menores de edad el recurrir a los servicios de adopción, para así poder elegir el género de sus "juguetes sexuales".
Otro caso que llama la atención estos días es el del también independiente Don Blankenship, que acaba de dar el salto a la política después de cumplir un año de prisión por su implicación en la muerte de 29 trabajadores, en 2010, a causa de la explosión registrada en una mina propiedad de la empresa que él dirigía.
Blakenship, que se define como "más 'trumpista' que Trump", rechaza mantener un perfil bajo en su carrera hacía el Senado por Virginia Occidental y busca la notoriedad con declaraciones que han sido tildadas de irrespetuosas e incluso de racistas.
De hecho, el polémico candidato, de 68 años, echó por tierra su deseo inicial de representar al Partido Republicano al emitir un vídeo electoral en el que acusaba al líder de la mayoría conservadora en el Senado, Mitch McConnell, de ser un cocainómano y de beneficiarse del dinero de la "familia china" de su mujer, Elaine Chao.
En esta misma línea, el republicano Patrick Little, se quejaba a principios de mayo de haber sido expulsado de la convención que su partido celebró en San Diego (California) por negarse a "servir a Israel".
Las posibilidades de éxito de Little, que aún aspira a un puesto en la Cámara alta y se define en su página web como un "defensor de los blancos", son escasas ya que, aún en caso de alzarse vencedor hoy en las primarias, en noviembre se deberá enfrentar a la demócrata Dianne Feinstein en ese bastión liberal que es California.
También con su candidatura en juego en las primarias que se celebran hoy en California, Jazmina Saavedra aspira a un escaño en el Congreso pese a las trabas que le han puesto las redes sociales, algunas de las cuales, según ha dicho, le han privado de su "derecho a la libertad de expresión".
Con estas palabras, Saavedra criticaba hace días la decisión de Facebook de bloquear su cuenta después de que publicara en ella un vídeo en el que atacaba las leyes que han obligado a la implantación en algunos estados de aseos públicos unisex, ya que, según dijo, no permiten saber "quién puede estar detrás de esa puerta".
Aunque las palabras de Larson, Blakenship, Little y Saavedra han encontrado respuesta en numerosos movimientos sociales, habrá que esperar qué suerte corren en las urnas.