El desconcertante relato de un periódico de Nueva York sobre cómo consiguió presuntos correos electrónicos del hijo de Joe Biden hace pensar en ciertas señales preocupantes, de las cuales la más notoria involucra a la fuente de dichos mensajes: Rudy Giuliani.
Giuliani ha viajado al exterior en busca de materiales para ensuciar a los Biden, forjando relaciones con figuras oscuras, incluido un legislador ucraniano al que autoridades estadounidenses han descrito como un agente ruso y parte de un plan más amplio de Moscú para denostar al candidato presidencial demócrata.
Sin embargo, Giuliani asegura que no fueron fuentes extranjeras las que proporcionaron los correos electrónicos de Hunter Biden. Dice que una laptop con los correos y fotos íntimas fue simplemente abandonada en un taller de reparaciones en Delaware y el propietario del lugar se comunicó con un abogado de Giuliani.
Ello no ha impedido que el FBI investigue si los correos electrónicos corresponden a una operación extranjera para influir en Estados Unidos. Dichos mensajes han salido a la luz luego de reiteradas advertencias de las autoridades estadounidenses de que Rusia, que apoyó la campaña de Trump en 2016 hackeando correos electrónicos de los demócratas y con una iniciativa encubierta en redes sociales, se está entrometiendo de nuevo este año. El episodio más reciente con Giuliani subraya el peligro que él representa para una Casa Blanca que pasó años siendo confrontada por una investigación federal en torno a si colaboradores de Trump se habían coordinado con Rusia.
The Washington Post reportó el jueves que agencias de inteligencia habían advertido el año pasado a la Casa Blanca que Giuliani era el blanco de una operación rusa para influir en Estados Unidos. El periódico, que citó a cuatro exfuncionarios, señaló que esa valoración se basó en información que incluyó comunicaciones interceptadas que mostraban que Giuliani había estado en contacto con personas vinculadas con la inteligencia rusa.
El diario señaló que el asesor de seguridad nacional Robert O’Brien había advertido a Trump que la información traída por Giuliani desde Ucrania se debía considerar contaminada por Rusia, pero que el mandatario minimizó la advertencia.
En lugar de distanciarse de Giuliani, Trump ha convertido los supuestos correos de Hunter Biden en uno de los principales puntos de los que habla en las últimas semanas de la campaña en su intento por desacreditar a su rival demócrata.
El periódico New York Post, con una línea editorial favorable a Trump, comenzó el miércoles a publicar historias sobre los correos electrónicos, diciendo que los obtuvo del exalcalde de Nueva York. Según el periódico, los correos de Hunter Biden, que vive en California, fueron encontrados en una computadora portátil que fue llevada a un taller de reparaciones en Delaware para que le dieran servicio por un hombre no identificado que jamás la recogió.
Señala que el dueño del lugar la entregó al FBI, pero también copió los contenidos del disco duro y los entregó al abogado de Giuliani.
Éste no respondió el viernes a una solicitud de comentarios que le hizo The Associated Press.
El FBI está investigando si los correos electrónicos están vinculados con un operativo extranjero para influir en Estados Unidos, según una persona que carece de autorización para declarar sobre una pesquisa en curso y que habló con la AP a condición de guardar el anonimato.