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El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, afirmó el jueves en Berlín que Rusia está reactivando las peligrosas tensiones de la Guerra Fría al dejar planear amenazas contra el derecho de Ucrania a tomar decisiones soberanas.
"Permitir que Rusia viole impunemente esos principios nos llevaría a una época mucho más peligrosa e inestable, cuando el continente [europeo] y esta ciudad estaban partidos en dos, separados por tierras de nadie patrulladas por soldados, con la amenaza de una guerra total pendiendo sobre todas las cabezas", afirmó el secretario estadounidense de Estado.
Blinken mantuvo este jueves en la capital alemana conversaciones con sus aliados europeos, en víspera de una crucial reunión en Ginebra con los rusos.
Rusia ha desplegado decenas de miles de soldados frente a la frontera ucraniana, haciendo temer una invasión. Moscú niega cualquier intención de atacar, pero exige que una desescalada pasa por garantías formales para su seguridad.
Enfrente, Blinken y los aliados de Estados Unidos han optado por la firmeza.
"Cualquier" violación de la frontera ucraniana por Rusia provocaría una reacción "rápida y severa" de Estados Unidos, advirtió Blinken.
Su homólogo francés Jean-Yves Le Drian, presente en Berlín, advirtió por su lado a los rusos contra el deseo de forjar un "Yalta 2", una nueva repartición de las esferas de influencia entre el Este y el Oeste, 77 años después de la conferencia que diseñó la Europa de la postguerra.
En Londres, el primer ministro Boris Johnson calificó de "desastre para todo el mundo" una eventual invasión rusa de Ucrania.
Las "incursiones menores" no existen, precisó a su vez el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, en respuesta a unas polémicas palabras de su homólogo estadounidense Joe Biden.
El miércoles, éste generó confusión al afirmar que una "incursión menor" de Rusia podría provocar una respuesta más modesta de los aliados de la OTAN.
La Casa Blanca tuvo que clarificar luego estas palabras al prometer una "respuesta rápida, severa y unida" de Estados Unidos y sus aliados en caso de que se atraviese siquiera la frontera ucraniana por parte de fuerzas rusas.
Horas más tarde, Biden aseguró que cualquier ingreso de tropas rusas en Ucrania sería considerado como una "invasión" y que conllevaría "una respuesta económica dura y coordinada" abordada con sus aliados.
Por otro lado Estados Unidos impuso sanciones a cuatro ucranianos, entre ellos dos diputados, a quienes acusa de trabajar con los servicios secretos rusos (FSB) y de "actividades desestabilizadoras" en Ucrania.
Los diputados ucranianos Taras Kozak y Oleg Voloshin están acusados de haber recibido instrucciones del servicio federal de seguridad ruso FSB para "reclutar a ex altos cargos gubernamentales y a otros en funciones para prepararse para tomar el control del gobierno ucraniano y controlar las infraestructuras del país con una fuerza rusa de ocupación", informó el Tesoro estadounidense en un comunicado.
Antony Blinken espera sin embargo hallar una vía de salida diplomática a las crecientes tensiones entre Kiev y Moscú.
El miércoles, durante una visita de apoyo a Ucrania, había exhortado al presidente ruso Vladimir Putin a optar por una "vía pacífica".
Pero Rusia replicó el jueves anunciando masivos ejercicios navales en enero y febrero en el Atlántico, el Ártico, el Pacífico y el Mediterráneo.
Y, poco antes, el Kremlin había denunciado los comentarios "desestabilizadores" de Joe Biden sobre Ucrania, después de que el mandatario norteamericano prometiera una respuesta "severa" en caso de un ataque militar ruso contra Kiev.
"Las declaraciones se repiten sin cesar y no contribuyen para nada a calmar las tensiones actuales. Además, pueden contribuir a desestabilizar la situación", advirtió el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
Ante la reunión crucial que Blinken mantendrá el viernes con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, el secretario de Estado norteamericano afirmó que "hay que ver dónde nos situamos" y "si quedan oportunidades para proseguir la diplomacia".
Sin embargo, precisó que algunas exigencias rusas "están claramente abocadas al fracaso", entre ellas el compromiso de no ampliar la OTAN a Ucrania, como pide Moscú.
Rusia también exige que Estados Unidos y sus aliados renuncien a organizar maniobras militares en Europa del Este, y considera que todas estas exigencias no son negociables.
En este contexto, Estados Unidos dio su visto bueno a las peticiones de países bálticos de enviar armas de fabricación estadounidense a Ucrania, lo que prueba según los observadores lo alejadas que siguen las posiciones de Washington y Moscú.
"Hemos decidido enviar armas y otro tipo de ayuda (a Ucrania)", confirmó a la AFP el ministro lituano de Defensa, Arvydas Anusauskas, explicando que esta decisión puede tener un efecto "disuasivo" en Rusia.
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