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Estados Unidos extendió el viernes la autorización de los refuerzos de la vacuna contra el covid-19 a todas las personas mayores de 18 años, seis meses después de completar su serie de vacunación primaria, anunciaron autoridades sanitarias.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, federal) dijo que la autorización de uso de emergencia concedida a los laboratorios Pfizer y Moderna ayudó a "proporcionar una protección continua contra el covid-19, incluso contra las consecuencias graves que pueden ocurrir, como la hospitalización o la muerte".
La FDA dijo que basó su decisión en datos sólidos de respuesta inmunitaria a cientos de personas a las que se les administraron las dos vacunas.
Poco antes las dos empresas farmacéuticas habían anunciado que habían obtenido la aprobación de la FDA.
"Esta autorización de uso de emergencia llega en un momento crítico a medida que entramos en los meses de invierno y enfrentamos un número creciente de casos de covid-19 y hospitalizaciones en todo el país", sostuvo el director ejecutivo de Moderna, Stephane Bancel.
Las personas mayores de 18 años que recibieron la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson en Estados Unidos ya tenían derecho a una segunda dosis, dos meses después de su primera inyección.
En el caso de los vacunados con Pfizer y Moderna, la tercera dosis estaba reservada hasta ahora sólo para determinadas categorías de personas: los mayores de 65 años, los adultos con riesgo de desarrollar una forma grave de la enfermedad o los que tienen una alta exposición al virus, por ejemplo a través de su trabajo.
Este anuncio se produce en un momento en el que los casos vuelven a aumentar en Estados Unidos, con un promedio de 85,000 nuevos casos de covid-19 cada día (frente a los cerca de 70,000 de finales de octubre), y unas 1,000 muertes diarias.
Algunos estados de Estados Unidos, entre ellos California (oeste), ya habían empezado a permitir las dosis de refuerzo para todos los adultos, incluso antes de las recomendaciones de las agencias sanitarias, con la esperanza de contener la propagación de la epidemia antes de la temporada de vacaciones.
Pfizer también llevó a cabo un ensayo clínico en el que participaron 10,000 personas mayores de 16 años mediante el cual concluyó que el refuerzo mostró eficacia contra la infección sintomática de más del 95% de los casos en comparación con aquellos que no recibieron un refuerzo.
La FDA no citó este estudio al tomar su decisión, pero podría indicar que la vacuna Pfizer funciona mejor como una aplicación antiviral de tres dosis, o que el intervalo de tiempo de tres semanas entre la primera y la segunda dosis nunca fue lo suficientemente largo para inducir la mejor respuesta inmune.
La vacuna de Pfizer se dosifica en 30 microgramos, lo mismo que la serie primaria de inmunización, mientras que la de Moderna es de 50 microgramos, la mitad de la serie inicial.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) celebrarán una reunión en la jornada del viernes para discutir las recomendaciones clínicas sobre quién debería solicitar la vacuna de refuerzo.
La reunión debería proporcionar una mayor comprensión del pensamiento de los principales asesores del gobierno federal en materia sanitaria, algunos de los cuales han expresado sus dudas sobre una "bonanza de un refuerzo".
La gran mayoría de las personas que son hospitalizadas o mueren por coronavirus no están vacunadas y, por tanto, la mejor manera de controlar la ola invernal sería llegar a esas personas, en lugar de reforzar a las ya vacunadas, sostienen los críticos de la nueva campaña.
Una desventaja potencial, argumentan, es que los que se resisten a las vacunas podrían concluir que las inyecciones son ineficaces.
Otro riesgo es un mayor número de casos de inflamación del corazón relacionada con la vacuna (miocarditis), especialmente entre los hombres más jóvenes.
Tanto Pfizer como Moderna tienen programados estudios posteriores a la autorización para evaluar los riesgos de miocarditis.
Los expertos están de acuerdo en que los refuerzos por sí solos no pueden resolver la pandemia, mientras que los países más pobres, especialmente en África, permanecen estancados en los porcentajes de un solo dígito para las personas cubiertas por su serie de vacunación primaria.