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El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se reunió este martes con sus principales colaboradores para intentar atajar la creciente crisis que envuelve a su Gobierno tras la dimisión de dos ministras que han denunciado intentos de interferencias políticas para favorecer a una empresa.
Trudeau canceló la visita que tenía prevista para hoy martes a la localidad de Regina, en el centro del país, para mantener "reuniones privadas" en Ottawa con sus colaboradores más cercanos.
La dimisión de Philpott, que según explicó en su carta de renuncia es fruto de su incapacidad de "defender todas las acciones del gabinete", se produce un mes después de la salida de Wilson-Raybould y menos de una semana después de que la exministra de Justicia acusara a Trudeau de intentos de interferencia.
Hoy, los principales comentaristas políticos del país destacaron la excepcionalidad de las dimisiones en la historia política del país.
En el pasado, otros destacados ministros han renunciado al Gobierno canadiense tras enfrentamientos con los primeros ministros. Pero nadie recuerda una ocasión en la que dos importantes integrantes del Gobierno hayan decidido dimitir y por cuestiones tan fundamentales como las apuntadas por Wilson-Raybould y Philpott.
El desafío de la dos ministras, que hasta su dimisión eran consideradas dos de las personas más importantes del gabinete de Trudeau, continúa y obliga al líder del gobernante Partido Liberal a considerar con cuidado sus próximas decisiones.
Una de las primeras es la conveniencia de expulsar a Wilson-Raybould y Philpott del Partido Liberal, ya que las dos exministras no sólo no han abandonado la formación política sino que han expresado su voluntad de seguir trabajando para el partido.
Como señaló hoy martes Susan Delacourt, una de las principales comentaristas políticas del país, "estas dos exministras siguen siendo liberales confesas, siguen estando en el grupo parlamentario, esencialmente desafiando a Trudeau a expulsarlas, pese a sus declaraciones públicas de falta de confianza en el primer ministro".
De momento, Trudeau ha elegido mantener una imagen de normalidad como sucedió en la noche del lunes en el mitin que celebró en las cercanías de Toronto para defender el plan de su Gobierno de lucha contra el cambio climático.
Trudeau exhibió su sonrisa más encantadora ante decenas de seguidores liberales y tras agradecer la labor prestada por Philpott en el Gobierno, donde ocupó los ministerios de Sanidad, Servicios Indígenas, Tesoro y Gobierno Digital, continuó como tal cosa esencialmente diciendo que hay mayores preocupaciones.
Una postura similar adoptó hoy la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, que muchos consideran como la viceprimera ministra no oficial del Gobierno canadiense.
Durante una rueda de prensa en Montreal, Freeland alabó a Philpott y a continuación respaldó absolutamente tanto la labor del Gobierno como la figura de Trudeau.
"Quiero subrayar que Philpott es mi amiga", declaró Freeland a preguntas de los periodistas.
Freeland añadió que el primer ministro tiene su "total confianza" y que cree "muy importante que el Gobierno trabaje como un equipo".ç
"Y lo seguiremos haciendo", agregó.
A pesar de la apariencia de normalidad que Trudeau y sus ministros intentan difundir, las dimisiones de Wilson-Raybould y Philpott y el escándalo que provocó sus renuncias, el intento de favorecer a la mayor constructora del país, SNC-Lavalin, están dañando la imagen del primer ministro.
Una encuesta publicada en las últimas horas y realizada entre el 1 y 4 de marzo señala que el Partido Liberal de Trudeau sólo recibiría en estos momentos el apoyo del 31 % de los canadienses, tres puntos porcentuales que hace dos semanas, y por debajo del 40 % de apoyo del opositor Partido Conservador.
Si esto no es lo suficientemente preocupante para los liberales a siete meses de las elecciones generales, otra encuesta publicada en los últimos días señala que el primer ministro está perdiendo apoyo entre su núcleo de votantes.
Según una encuesta del Instituto Angus Reid, el margen entre Trudeau y el líder conservador, Andrew Scheer, entre las votantes mujeres, una de las claves de la victoria del líder liberal en 2015, se ha reducido a sólo seis puntos porcentuales. EFE